Fred y Peter, dos buenos amigos, son los responsables de un programa televisivo de documentales de animales que ha visto mejores días (sobre todo cuando el padre de uno de ellos se encargaba de presentarlo y lo elevó a la categoría de mito). Cuando la cadena para la que lo realizan les amenace con suspender la emisión, ambos se verán obligados a buscar ideas con las que relanzar las pésimas cifras de audiencia de su Naturaleza a lo bestia.
Un mapa que parece señalar la localización nada más y nada menos que de Big Foot (como lo oyen) parece ser su mejor opción, así que reunirán a su equipo de filmación habitual para realizar el documental definitivo, ése que les dé la gloria y les vuelva a situar entre la élite televisiva. Por supuesto, viendo la panda de cretinos que se embarcan en dicha labor, lo difícil sería que todo saliera bien.
Naturaleza a lo bestia surge de las mentes calenturientas de Fred Wolf y Peter Gaulke, cómicos televisivos curtidos en el "Saturday Night Live" o el Comedy Channel, quienes en el pasado habían realizado una serie de sketches donde usaban un doblaje chusco para parodiar los documentales de animales salvajes. Como curiosidad, en la cinta que nos ocupa dichas parodias aparecen salpicando el metraje de vez en cuando.
Quien espere encontrar una comedia inteligente y bien construida ya puede darse por decepcionado. Aquí nos encontramos en las antípodas del humor fílmico hecho con un poco de delicadeza y mimo, ya que el libro de estilo de esta producción parece sacado de obras maestras del despropósito como Casi 300, Dos chalados y muchas curvas o Viaje de pirados.
Así pues, parece que para mover a la risa al espectador basta con reunir a unos cuantos personajes descerebrados repletos de tópicos (el gordo, el porreta...), reducir el nivel intelectual de los protagonistas hasta la altura del betún y colocar una sarta de chistes dignos de una reunión de colegas después de siete u ocho cubatas, algo a todas luces insuficiente para levantar una comedia que quisiera ser reseñable. Por cierto, ¿cómo han hecho para convencer al veterano Ernest Borgnine de que participe en esta aberración?
Basta con presenciar los primeros veinte minutos para darse cuenta de que Naturaleza a lo bestia sólo contentará a los adolescentes menos exigentes, esos a los que les da igual el grado de grosería de subproductos similares a este, siempre y cuando obtengan para su deleite su ración de chiste escatológico cada pocos minutos. A ellos probablemente les den igual las irritantes interpretaciones, las situaciones abochornantes y, en definitiva, la sucesión de estupideces y gamberradas sin sentido durante 80 minutos, pero ojalá nos equivoquemos.