Music´xplotation
El rock en el cine siempre se entendió como explotación de un ambiente y de sus elementos para asegurar rápidos beneficios, pero fue en el seno de la serie B y Z donde alcanzó un pleno rendimiento. Títulos como “Blast-off girls” de Hershell Gordon Lewis o “Bummer”, producida por David Friedman, llenaron conciertos y camerinos de jovencitas ligeras de ropa, crímenes pasionales y crematísticos, sangre y tramas desopilantes. No podemos olvidar el fenómeno de las groupies, las fans sexuales del rock, que también obtuvieron su reflejo más o menos fiel en el celuloide: el documental “Groupies” (editado en España en DVD) y el impagable film sensacionalista “I am a groupie”, dirigido por Derek Ford. Estas chicas han vivido recientemente una segunda juventud en la gran pantalla, gracias a la minusvalorada y personal “Casi famosos” de Cameron Crowe y a “Amigas a la fuerza”, comedia ligera al servicio de Goldie Hawn y Susan Sarandon.
A finales de los setenta, el todorreno productor Corman vuelve a dar la nota produciendo dos títulos importantes, “Rock and roll high school”, protagonizada por Los Ramones, y “Volverse loco” con Malcolm McDowell y Lou Reed. Las dos películas, dirigidas por Allan Arkush, no son sólo películas sobre grupos o sobre música rock, sino que representan, casi sin quererlo, la esencia de una auténtica “película rock”. Pudiera decirse que se trata de las dos mejores propuestas capaces de capturar ese espíritu salvajemente adolescente desde que los acordes de Bill Haley incendiaron por primera vez las salas de cine. Lo que no es poco.
El rock domesticado
A lo largo de las cuatro últimas décadas del siglo XX, artistas tan diferentes como David Byrne, Bob Dylan, Mick Jagger, Prince David Bowie o Frank Zappa probarían suerte con el cine, de una forma u otra, con el ánimo de llegar a ser estrellas totales. El punk, el hardcore, el heavy metal o el tecno merecen películas o documentales particulares con resultados de muy distinta catadura.
Con los ochenta, el rock pasa también al cine juvenil humorístico y a las comedias de evasión, pero los resultados son bastante inferiores a los de la ya citada “Rock and roll high school”. Titulos de diverso interés y calidad como “Empire records”, “Los commintments”, “The wonders”, “Siempre locos” o la reciente “Rock star” vienen a demostrar que las vidas de grupos y estrellas del escenario continúa vendiendo entradas. Sin embargo, ya no queda espacio para la entrañable y descarada explotación de los años cincuenta o para el divertido desmadre creativo de los setenta.
“Escuela de rock”, protagonizada por Jack Black, no va a recuperar ninguna de estas vertientes, está claro, pero al menos parte con dos puntos a su favor que avalan su interés. El primero, Richard Linklater, autor irregular pero en ocasiones inspirado (“Movida del 76”) o muy inspirado (“SubUrbia”). El segundo y más importante, un guión firmado por una de las grandes promesas del actual Hollywood independiente, Mike White, autor de los libretos de “Orange county” y “The good girl”, entre otros.