La primera película del americano Todd Solondz –realizador de la popular y algo gratuita “Happiness”- retrata con humor negro de maestro principiante ese odiado periodo post-infantil y pre-joven del que algunos (¿?) todavía no han salido.
Durante esa pubertad latente empiezan a sudarte los sobacos más de la cuenta, te enamoras de la chic@ que nunca será para ti, el acné domina tu rostro, quizá engordes unos cuantos kilos y hasta puede que tus padres tengan que ponen gafas. O incluso peor: Ortodoncia!!
Ese el planteamiento de “Bienvenido a la casa de muñecas”: un retrato sin concesiones –tan solo las del más negro de los humores-, en el se plasma la doliente vida de una niña de 12 años fea, miope y profundamente anticarismática –en todos los sentidos-. No se plantea el paso a una adolescencia plena feliz, no hay evolución, sino puñetazo.
Con una factura de telefilm pero con un contenido nunca visto en las tardes de Antena 3 después de comer, Todd Solondz destripa el lado más oscuro del frikismo preadolescente –se nota que el director americano fue también un friki, y lo sigue siendo- con una naturalidad bizarra propia del primer Jhon Waters.
La galería de personajes que acompañan a la pobre niña en su divertido y negro cotidiano, son, aunque puros estereotipos, perfectos engranajes que empujan a esta pobre niña fea al paso del que, algún día, quizá saldrá. O no.
La película, ganó en el año 1995 el festival de cine independiente de Sundance. Si eres friki –o has sido- esta es tu película.