El pasado sábado echaba el telón la 65 edición del Festival de Venecia, con lo que la prensa consideraba fracaso de su máximo responsable, Marco Müller. Müller había apostado por el cine de autor en detrimento de las producciones hollywoodenses y el glamour de sus estrellas, y sólo ha conseguido que los diez días de certamen hayan transcurrido entre un “tono mediocre” (Luis Martínez) y un “infinito tedio” (Carlos Boyero).
Para colmo, la ganadora del premio gordo, el León de Oro, en una sección a concurso dominada por los exotismos y el chauvinismo (en ella se habían incluido hasta cuatro títulos italianos) ha sido precisamente una producción norteamericana, The Wrestler. Con este drama sobre luchadores de pressing-catch pasados de edad y de peso tanto su director, Darren Aronofsky, como su protagonista, Mickey Rourke, tienen una oportunidad para redimirse: Aronofsky había perdido pie ante la crítica internacional con su film previo, La Fuente de la Vida, y había anunciado que su próximo proyecto sería un remake de Robocop —idea que sigue en pie—; mientras que Rourke, un excelente actor que ha hecho muchas tonterías, vuelve a primera línea internacional tras demasiados años en el infierno.
El resto del palmarés atiende a criterios más canónicos, a lo esperable en un festival de este tipo. Así, el León de Plata a la mejor dirección ha correspondido al ruso Aleksei German hijo por Bumaznyj soldat, crónica del entrenamiento de los astronautas soviéticos durante la Guerra Fría, que también ha visto premiada su fotografía; Teza, drama político del veterano cineasta etíope Haile Gerima, se ha alzado con el Gran Premio del Jurado y el galardón al mejor guión; y Pranzo di Ferragosto, boceto costumbrista de una comida familiar realizado por Gianni di Gregorio, la única cinta nativa que la prensa ha salvado de la quema, ha sido estimada la mejor ópera prima. El León Especial del Jurado ha sido para un histórico del cine alemán, Werner Schroeter.
En el apartado interpretativo, los vencedores han sido la actriz francesa Dominique Blanc por L’autre, de Pierre Trividic y Patrick Mario Bernard; el italiano Silvio Orlando por Il papà di Giovanna, de Pupi Avati; y la joven Jennifer Lawrence (premio Marcello Mastroianni al mejor intérprete debutante) por The Burning Plain, estreno como realizador del prestigioso guionista mejicano Guillermo Arriaga.
Por último, los cortometrajes destacados en el palmarés han sido Tierra y Pan (dirigido por Carlos Armella), La cena (de Karchi Perlmann) y Los altruistas (de Dejaegher Koen).