Wanted acaba siendo excesiva, ruidosa y exagerada como pocas.
Basada en un cómic creado por Mark Millar y J.G. Jones y publicado en 2003 por Top Cow Comics, Wanted nos muestra en su arranque a Wesley Gibson, un joven pero mustio oficinista que se halla sumido en una existencia gris: agobiado por su oronda jefa, engañado por su novia con su mejor amigo, y enfrentado a un presente que bien podría abocarle a una depresión galopante, como así atestiguan las crisis de ansiedad que sufre a menudo.
Sin embargo, gracias a una catarsis inesperada a mitad de camino entre El club de la lucha y Matrix, la vida de Wesley cambiará radicalmente de la noche a la mañana, despertando al asesino que acecha escondido entre sus genes y obligándole a interactuar con una hermandad que se encarga de eliminar a personas cuya existencia supone una amenaza para el buen funcionamiento del mundo –los nombres de las víctimas vienen dictadas por un telar que desvela sus identidades en un rudimentario código binario–. Pero a su vez hay un despiadado asesino que está dando caza a los miembros de esta organización, y hará falta detenerlo cuando llegue el momento.
Empecemos por reseñar que los dos autores del cómic original participan en la película como productores, lo que asegura un respeto por la trama ideada por ellos para el noveno arte. Sumemos al realizador ruso Timur Bekmambetov (Guardianes de la noche y Guardianes del día) orquestando las imágenes y el ritmo, y obtendremos un filme de acción que intenta desmarcarse de los cánones establecidos sobre el modo en que deben narrarse estas historias, con unos cuantos hallazgos visuales que pugnan por mantener entretenido al espectador en prácticamente cada escena de esta producción.
En cuanto al argumento en sí, avisar de que estamos ante una cinta con pistoleros con habilidades dignas de cualquier superhéroe al uso. Si optamos por aceptar a pies juntillas las alucinadas reglas que se nos proponen desde un principio es más que probable que Wanted nos entretenga. Si, por el contrario, nos negamos a dar por buenas las múltiples violaciones de las leyes de la física que se nos muestran a lo largo del metraje, a buen seguro acabaremos echando pestes del resultado final.
Aunque el papel es muy sufrido –los autores de comics siempre se jactan, medio en broma, de poder contar con presupuesto ilimitado para sus escenas de acción–, en la pantalla grande la traslación de las partes más movidas de una historia obligan casi por decreto a echar mano de explosiones atronadoras, miles de edificios rotos, peleas increíbles y un volumen brutal donde se enmarque todo ello. Lo que en viñetas puede resultar aceptable quizá no lo sea tanto en cine, y como resultado Wanted acaba siendo excesiva, ruidosa y exagerada como pocas producciones en mucho tiempo (sirva de botón de muestra la lucha encarnizada a bordo del tren por tierras europeas).
Pese a todo, tiene su punto de originalidad –las trayectorias de las balas, por ejemplo– y tras su fachada aparatosa es un digno entretenimiento para quienes gusten de las historias con bastante acción. Lástima que el personaje interpretado por Angelina Jolie (máximo reclamo de cara al gran público junto a Morgan Freeman) sea poco más que un pegote sin demasiada razón de ser.