"Novo" cuenta la historia de un hombre que ha perdido la memoria; su vida anterior no existe y vive al día, a la hora, ya que es incapaz de retener ningún recuerdo más allá de 24 horas; a primera vista, el planteamiento parece recordar al de "Memento", pero si el film de Chistopher Nolan optaba por desarrollar un thriller puro, el galo Jean Pierre Limusin ha tomado el camino del manifiesto sentimental. Porque para el protagonista de "Novo", el amor es siempre nuevo, ya que conoce a su pareja todos los días por primera vez, se acuesta con ella todos los días por primera vez...vive en un estado de virginidad permanente.
Este interesante planteamiento está llevado por una dirección sanamente despreocupada -hija directa de la nouvelle vague-, moderna y llena de aciertos; no obstante el film comienza a temblar con la aparición -a mitad de película- de la mujer real del protagonista -Paz Vega-, con la que él estaba casado y que no acaba de recordar; esta trama, de carácter puramente folletinesco, desmerece el conjunto, ya que lo verdaderamente interesante -y profundamente bello- de "Novo" es la relación de amor que Noriega entabla con la bella Ana Mouglianis -a la que todos adoramos en "Gracias por el chocolate"- ese amor que es siempre nuevo, un sexo femenino que Noriega ve todos los días con la inocencia y belleza de una novedad exótica.
Una pena, ya que esa es la verdadera potencia de "Novo" -el erotismo más sexual- y queda desaprovechada al tirar la historia hacia otros derroteros más propios del drama familiar; no obstante, unas interpretaciones correctas y los 10 minutos finales gozosamente positivistas y muy bien musicados consiguer remontar la película hasta hacernos salir de la sala con la sensación de que sí, valió la pena.