La figura del director Jose Luis Garci carga, desde hace algunos años, con el peso de la polémica allá donde va. Adorado por unos y vilipendiado por otros, Garci es uno de los pocos directores que puede presumir, mal que pese, de haber conseguido ser nominado al oscar en cuatro ocasiones – “Sesión continua”, “Asignatura aprobada”, “El Abuelo” y “Volver a empezar” , película que se alzó con la preciada estatuilla - , haber contribuido al surgimiento del género policiaco en nuestro país (“El crack”) evitando caer en el mayor de los ridículos y convercernos de que nuestra producción más clásica es susceptible de plasmarse a la gran pantalla. Como ya hiciera con “El abuelo” , el cineasta bebe de las fuentes de Benito Perez Galdós en “Sangre de Mayo” , fastuosa producción de encargo con motivo de la conmemoración del bicentenario del levantamiento del pueblo madrileño ante las tropas francesas. Pero si los quince millones de presupuesto concedidos por la Comunidad de Madrid impresiona a la audiencia, Garci no se ha dejado amedrentar y destina mayor atención a un conjunto de actores, con el sobresaliente Quim Gutierrez a la cabeza, que se mueven con una naturalidad y un empaque haciendo brillar, si cabe, la espectacular escenografía del maestro Gil Parrondo. En este sólido fresco conviven un sinfín de personajes, confeccionados éstos al mínimo detalle, ofreciendo una crónica muy personal que finalmente pasa de puntillas por la historia de España. Y es que el director siempre ha sido más partícipe de las historias mínimas, esas que se susurran al oído. En este caso, la relación entre Gabriel e Inés( Quim Gutierrez y Paula Echevarría) sostiene el peso del filme, historia de amor enturbiada por los acontecimientos históricos que se relatan con buen oficio.
Con algo más de dos horas y media de duración, “Sangre de mayo” se propone llegar al espectador apostando por una esmerada puesta en escena, un elaboradísimo trabajo de producción y una soberbia labor de interpretación, algo que sin duda logra esta película en su totalidad. No obstante a esto hay que añadir algún que otro decaimiento en el treamo final donde la violencia toma el control en la capital madrileña. En estos últimos minutos de revuelta popular que, parece, actúa de mera excusa para llevar a cabo una historia de amor que bien podría haber sido intemporal, la narración pierde fuelle en la lucha cuerpo a cuerpo, recordando a nuestra industria lo mucho que queda por andar.
A pesar de ello, y obviando alguna que otra contrariedad –las estampas que acompañan a los títulos de crédito están de más- “Sangre de Mayo” no se queda corta en su propósito y consigue alzarse como una sólida propuesta cinematográfica que logrará sorprender gratamente a más de un detractor de Garci.