Tom Baker es un entrenador de la tercera división de fútbol americano. Está felizmente casado y tiene la extraña cifra de doce hijos. Un día recibe una oferta de para entrenar en primera división. La condición es cambiar de aires, a pesar de la oposición de sus hijos. Aún así acepta.
Si fuera posible, podría decirse que este film está dedicado única y exclusivamente para el “lucimiento personal” de un Steve Martin, que en este tipo de películas se mueve como pez en el agua, pero... no. El elenco de actores lo completan Bonnie Hunt en el papel de esposa escritora y once mequetrefes. El número doce lo pone la hija mayor, encarnada por la inigualable Piper Perabo (“Bar Coyote”), que vive con su novio.
Dirigida por el casi desconocido Shawn Levy (Recién casados...), demuestra torpeza visual para ponerse las gafas, con algún error que se podría calificar como incalificable. No es normal ver, en películas con semejante presupuesto, un micrófono que sale desde arriba de la pantalla buscando protagonismo.
El fondo de esta comedia es, en general, la crítica al modo de vida americano. El problema es que carece de humor ácido e inteligente, que sí hay en otras películas y se difumina en chorradas tipo “me caigo de la silla y me parto de risa”. Al final lo que queda es una burla demagógica a los valores patrios, pretendiendo destacar a los valores familiares como base de la sociedad actual, en un momento en el que Don Dinero va ganando por KO técnico.
No obstante, y sin retirar lo anteriormente dicho, los seguidores de Steve Martin tienen la oportunidad de gozar del sentido del humor de este actor tan dado a aparecer en comedias de este tipo. Si además tienen hijos, nada mejor que pasar una tarde entretenida comiendo unas buenas palomitas.