Nadie va a negarle a J.J. Abrams (1966) su relevancia en el campo televisivo. Los ochenta y cuatro episodios de Felicity (1998-2002), los ciento cinco de Alias (2001-2006), los ochenta y tres de la aún en antena Perdidos o los seis emitidos hasta la fecha de Fringe confirman su tirón popular; su capacidad para atrapar a los espectadores con argumentos folletinescos que no dudan en mezclar fantasía, romance y suspense –a veces en la misma secuencia- con sumo desparpajo.
Sin embargo, el cine se le resiste. Mission: Impossible III (2006), su ópera prima, no tuvo el éxito esperado y Monstruoso, pese a su extraordinaria campaña de marketing viral y a cosechar unas considerables cifras de taquilla, dejó dudas sobre su grado de autoría en el proyecto.
Las cosas pueden cambiar con Star Trek, que produce y dirige a partir de un guión escrito por Alex Kurtzmann y Roberto Orci (colaboradores de Abrams en Alias), y que a tenor de los veinte minutos que pudieron verse ayer en los cines UGC Cine Cité de Madrid promete ser uno de los mayores espectáculos del próximo año. El propio Abrams ejerció como maestro de ceremonias durante la proyección, en medio de un ambiente de gran expectación que se hizo notar en un lleno total de la sala donde tuvo lugar el evento y en la presencia de altos ejecutivos norteamericanos de la Paramount, productora del film, que arroparon al cineasta mientras éste comentaba a los presentes un teaser trailer y cuatro secuencias bien diferentes de la aún en posproducción Star Trek.
La primera mostraba a un joven y rebelde James T. Kirk (Chris Pine), muy lejos del comandante Kirk que todos conocemos (encarnado tradicionalmente por William Shatner); la segunda representaba la dinámica entre el impulsivo Kirk y su futuro primer oficial en la nave Enterprise, el flemático nativo de Vulcano Spock (Zachary Quinto). La tercera nos recordaba que Star Trek es una serie de ciencia ficción, no meramente fantástica, merced a algunas consideraciones sobre la teleportación, una de las constantes del universo creado por Gene Roddenberry en 1966; y la última fue una espectacular escena de acción con caídas libres desde el espacio exterior sobre el planeta del que es oriundo Spock, amenazado por el gobernante romulano Nero (Eric Bana).
Unas imágenes coloristas, llenas de humor, frenesí y apabullantes efectos digitales, que dieron fe de la intención expresada sinceramente por J.J. Abrams durante el acto: refundar la franquicia Star Trek al gusto de quienes nunca han sido trekkies y del público de hoy. Él mismo reconoció haberse sentido más intrigado que entusiasmado cuando Paramount le propuso en 2005 la película, ya que según confesó tampoco ha sido nunca un admirador de las seis series y las diez cintas previas. ¡Él es fan de Star Wars!
Por tanto su Star Trek, que se estrena el próximo 9 de mayo en Estados Unidos y Gran Bretaña, ha de superar dos obstáculos: recuperar un presupuesto estimado en 150 millones de dólares, y no enfurecer a los trekkies de toda la vida. Lo primero, si la película cumple con las expectativas despertadas ayer, no parece difícil. En cuanto a lo segundo, tenemos muy cercano el caso de El Caballero Oscuro, un Batman para nada convencional que al final ha rendido a sus pies a tirios y troyanos.
Apuntemos por último que Star Trek cuenta en su reparto, aparte los citados, con Simon Pegg (Arma Fatal), Karl Urban (El Señor de los Anillos), Leonard Nimoy (el Spock original, que vuelve del futuro para ayudar a su yo del pasado), Zoe Saldana (Avatar) y Winona Ryder, entre otros. Y que firma la banda sonora el gran Michael Giacchino, colaborador de Abrams desde el principio de las carreras de ambos y nominado el pasado año al Oscar por la música de Ratatouille.
Un Kirk más joven y pendenciero de lo que estamos acostumbrados a ver se ve obligado a tomar sus primeras decisiones de gravedad
Las primeras imágenes de 'Star Trek' prometen por su intensidad hacer dudar de sus sentidos al espectador