La película está protagonizada por Keanu Reeves en el papel de Klaatu, un alienígena que llega a la Tierra con la misión de hacer entrar en razón a los humanos o destruirlos; y por Jennifer Connelly como científica decidida a convencerle de que no desencadene el apocalipsis sobre nosotros.
Definida por su director, Scott Derrickson (El Exorcismo de Emily Rose), como una “reinvención contemporánea” del film homónimo dirigido en 1951 por Robert Wise, Ultimátum a la Tierra cuenta cómo la científica Helen Benson (Jennifer Connelly) une sus fuerzas a las de un alienígena que aterriza en el Central Park neoyorquino, Klaatu (Keanu Reeves), para que la raza humana tome conciencia de los estropicios medioambientales que está cometiendo antes de ser destruida por sus desmanes. Klaatu eludirá a las autoridades con la ayuda de su fiel sirviente robot Gort, y se verá obligado a decidir si colabora en la extinción de los hombres para preservar la vida animal y vegetal en la Tierra, o si concede otra oportunidad a nuestra especie.
Uno de los productores de esta nueva versión, Edwin Stoff, reconoce la influencia del film original sobre ella: “En el cine de ciencia ficción producido en Estados Unidos durante los cincuenta del siglo XX, solían ligarse las invasiones extraterrestres al comunismo, reforzando los temores ideológicos del público. Sin embargo, Ultimátum a la Tierra nos hacía ver que aquellos a quienes considerábamos enemigos, “los otros”, no éramos sino nosotros mismos, consumidos por el odio y la violencia. Lo novedoso de aquella película es que estaba contada a través de los ojos de un alienígena, Klaatu, lo que permitía desmontar todas nuestras certidumbres en torno a nuestra manera de gestionar el mundo”. Stoff, principal impulsor del remake, quiso sin embargo ir más allá en la historia: “el discurso contra la violencia que ejercen los hombres contra los hombres sigue ahí, está de plena actualidad desgraciadamente, pero también era interesante añadir el que atañe a la destrucción del medio ambiente”.
Scott Derrickson lo secunda: “los retos que afrontamos hoy no son menos peligrosos y letales que los que hubieron de afrontar quienes vivieron en la Guerra Fría. En aquellos tiempos se temía al aniquilamiento nuclear. Ahora el problema, que está a punto de escapársenos de las manos, que en poco tiempo ni siquiera dependerá de nuestra voluntad, reside en la destrucción de los recursos naturales y el aniquilamiento de las especies animales y vegetales que aportan a nuestro planeta la biodiversidad y garantizan nuestra propia existencia”.
El interés de Derrickson por este remake incluía un elemento personal: siendo estudiante de cine trabó conocimiento con Robert Wise, quien le aconsejó dirigir sus primeros pasos dentro de la industria en el cine de género y especialmente en el fantástico, “porque es el que más rápidamente le descubre a uno sus propias habilidades como director”. Por su parte, las motivaciones de Keanu Reeves para aceptar el papel principal estuvieron más relacionadas con la idea de que Klaatu es “un observador inmejorable de las grandezas y las miserias de la condición humana”, que desequilibran continuamente a lo largo del film la balanza que determinará si merecemos sobrevivir o extinguirnos. La decisión final de Klaatu tendrá mucho que ver con la confianza que despertará en él el comportamiento de la astrobióloga que Jennifer Connelly encarna, en palabras de Derrickson, “con la verdad por delante; a lo que contribuye el hecho de que Jennifer es incapaz de mentir con la mirada en este film, su calidad interpretativa desborda verdad a través de sus ojos”.