Con motivo de la edición en DVD de los primeros largos de Juanma Bajo Ulloa, hablamos con el director de 'Alas de Mariposa' y 'Airbag' de las dificultades de mantener la independencia y de su visión del cine.
Siempre he tratado de rodar cuando he tenido algo que contar, y sobre todo, “cuando no he podido evitarlo"
Avalon edita en DVD tus dos primeros largos, Alas de Mariposa y La Madre Muerta, remasterizados, con tres discos cada uno y mucho material inédito, acompañados por dos cortometrajes, Akixo y El reino de Victor. ¿Qué ha supuesto para ti revisar estos trabajos, personalmente y en el contexto de un cine español como el de principios de los 90, tan prometedor y tan extrañamente disociado del que se produce actualmente?
La edición de este material supone la consecución de un deseo largamente pospuesto y un motivo de auténtica alegría personal, al ver que se dignifica, en manos de un equipo de sinceros amantes del cine, un trabajo tan querido. Aquellos fueron unos años ilusionantes, llenos de emoción y también de osadía, y puede que, sobre todo esto último, sea un bien (o un mal necesario) escaso en estos días. El panorama actual, salvo excepciones, se circunscribe de un modo inquietante a la pretensión de conseguir un éxito popular y rápido. Tal vez incluso pudimos servir de ejemplo a esta corriente, pero no era esa la idea…
Casi toda tu obra la componen fábulas plagadas de criaturas faltas de afectos, deseosas de amar pero incapacitadas para ello. ¿Eres consciente de ello, lo vives como una obsesión personal?
Tengo cierta consciencia de mis obsesiones pero no he llegado a analizarlas a este nivel. Podrían establecerse diferentes lecturas de estas temáticas recurrentes, y algunos espectadores me las han brindado, con mayor o menor acierto, pero lo importante es que la realización de estas películas me ha servido personalmente como terapia y razón vital.
Hace tiempo comentabas que en tu opinión la vida "es un pastel de mierda con tropezones de fresa y tienes que comerte tu trocito. En eso ando". ¿Tiene algo que ver esa visión con tu irregular carrera como director de cine? ¿O siempre lo has pensado y es la razón por la que tampoco te has angustiado por desarrollar una carrera estajanovista en el medio?
Cuando comencé pensé que era razonable hacer alguna película de vez en cuando pero, enseguida, al contacto con la realidad cinematográfica nacional, fui consciente de que no sería así, y que el ritmo de las producciones sería irregular. Pero siempre he tratado de rodar cuando he tenido algo que contar, y sobre todo, “cuando no he podido evitarlo”.
¿Sigue siéndote difícil decir a una propuesta de rodaje "sí"? Has manifestado en más de una ocasión que en este negocio te suele pasar que casi todo lo que pasa por tus manos merece un "no"...
Lo cierto es que no suelen interesarme las historias que caen en mis manos, pero aún menos las intenciones de muchos oportunistas proclamados “productores”.
Hubo una época en que fuiste niño mimado de críticos y galardones. Con Airbag conseguiste todo un éxito de taquilla. Con perspectiva, ¿cuál de las dos situaciones te parece más enriquecedora?
No me consideré en ningún momento mimado y más bien se puede comprobar lo contrario. Y respecto al éxito en taquilla, es algo que un director debería probar de vez en cuando o al menos una vez en su vida como la peregrinación a la Meca. No sé si es enriquecedor, pero mi ideal de una carrera es poder hacer las películas que sueño, que no son muchas, y además poder trabajar en una industria honesta creando cine de consumo de calidad. Esta ha sido mi meta y en ello estoy.
En la época de Airbag fuiste muy duro con los medios y con los críticos, te sentías presionado por lo que se esperaba de ti. A estas alturas, el discurso en torno a tu obra, ¿te interesa?
Yo diría que recibimos una de las “ondonadas de ostias” más gratuita vista tras el estreno de una película española en la historia reciente y, de hecho, no hubo apenas respuesta propia pero, curiosamente, cada comentario defensivo nuestro ha sido sobredimensionado para justificar la agresión de tintes sospechosamente comerciales y corporativistas. Lo triste fue que, con semejante vano empeño mediático en desprestigiar la obra, se hurtó al público la oportunidad de hablar del cine que había en esa película.