Con motivo de la edición en DVD de los primeros largos de Juanma Bajo Ulloa, hablamos con el director de 'Alas de Mariposa' y 'Airbag' de las dificultades de mantener la independencia y de su visión del cine.
No renuncio en absoluto a encargos comerciales, al contrario, los hago desde siempre, anuncios, video clips, etc, y por supuesto películas que supongan un enfoque interesante.
A propósito de un fenómeno como Airbag ¿percibiste ahí cosas que podían ser útiles para calar a la audiencia y que podían ser utilizables, o las veías descartables por impedir la aportación que más te interesaba hacer al cine?
Siempre interpreté Airbag como un “encargo de autor”, una película personal pero para el gran público. Por eso traté de ponerme en ese lugar y cambiar el chip del trabajo hermético o más sesudo por el del artesano al servicio de un fin popular. Fue un trabajo duro y muy arriesgado en ese momento para mí, pero era mi forma de decir que se podía hacer ese tipo de productos sin complejos.
Cuando estrenaste Frágil, declaraste que una de las máximas alegrías que te había dado esa producción fue la de tener un completo control creativo. ¿Es esa tu prioridad a partir de entonces? ¿Renuncias a encargos comerciales definitivamente? ¿Se te siguen ofreciendo?
Esa declaración coincide también con mi forma de pensar respecto a Alas de mariposa y La Madre Muerta, ya que, como Frágil, fueron películas producidas por mí y en las que tuve el control artístico. En Airbag el control fue importante aunque no total. Siempre ha sido una prioridad, pero diría que no por el palcer de hacerlo si no porque tampoco he encontrado productores que sean capaces de convencerme de que desean hacer obras de calidad y demostrarlo después.
No renuncio en absoluto a encargos comerciales, al contrario, los hago desde siempre, anuncios, video clips, etc, y por supuesto películas que supongan un enfoque interesante en cualquier aspecto.
¿Qué nos puedes contar sobre el documental 'La Historia de un Grupo de Rock', centrado en los veteranos Distritocatorce, exhibido en el Festival de Gijón?
Se trata de mi primer largometraje documental. Una visión de la romántica historia de un extraordinario y casi desconocido grupo español de rock, Distrito 14, un homenaje a todos los grupos y artistas que no han conseguido triunfar en sus carreras, es decir, la mayoría, y además una reflexión sobre el concepto de “éxito”.
Según propia confesión, tu cultura musical es más amplia que la cinematográfica. ¿Te sientes más cómodo entre músicos que entre la gente del cine?
Supongo que sí. Siempre me he considerado un músico frustrado, incapaz de mostrar disciplina ni la paciencia para aprender un instrumento. El cine, especialmente el español, politizado y endogámico, ha carecido de la libertad y la falta de prejuicios del rock.
Nunca has sido un obseso de la historiografía cinematográfica, tus referencias abarcan también el cómic... ¿Te interesan los nuevos discursos en torno a la imagen, lo digital, el audiovisual...?
Lo digital es interesante pero lo vivo, desde la práctica, con curiosidad pero sin entusiamo, como una sucesión de modas y corrientes tecnológicas de paso hacia algún lugar próximo y más sencillo que está por llegar.
Como seguidor del cómic, ¿cómo ves las últimas adaptaciones, la evolución en el tono que ha logrado Batman con Nolan o la expectación creada con Watchmen?
Me gustó el Batman de Nolan, especialmente por encima del producto infantil de Burton que no me interesó en absoluto. También disfruté con 300 y V de Vendetta. Espero ver Watchmen para opinar.