Jason Friedberg y Aaron Seltzer, han sido apartados –esperemos que definitivamente– de sus labores en este género cinematográfico.
Tras los absolutos despropósitos que eran Casi 300, Date Movie, Epic Movie y Disaster Movie, todo parecía indicar que la máquina parodiadora heredera de los tiempos de Aterriza como puedas y sus sucesoras había tocado fondo. Peor aún, la impresión que nos llegaba es que había decidido quedarse en las profundidades más abyectas de la creatividad durante una buena temporada, proporcionándonos subproductos dignos de aparecer en la lista de los peores estrenos del año.
Sin embargo, podemos respirar aliviados. Jason Friedberg y Aaron Seltzer, guionistas y directores de las cintas arriba mentadas, han sido apartados –esperemos que definitivamente– de sus labores en este género cinematográfico, y Craig Mazin toma el relevo, dejando espacio para la esperanza entre aquellos espectadores que se rieran en su día con las disparatadas parodias pergeñadas por Jim Abrahams y los hermanos Zucker.
Superhero Movie toma la historia de Spiderman (Sam Raimi, 2002) como base para contarnos la historia de Rick Riker, un joven norteamericano que adquirirá superpoderes debido a la picadura de una libélula radiactiva. A partir de ahí se van añadiendo parodias secundarias de otras películas protagonizadas por superhéroes (X-Men, Los 4 Fantásticos, Batman Begins), pero siempre coherentes con la historia principal y sin quitarle protagonismo. Así al menos queda una línea argumental bastante clara, en vez de una acumulación sin sentido de escenas diversas (véase las antes mencionadas).
Luego, obviamente, hace falta rellenar el metraje con chistes dignos de mención (no basta con copiar plano a plano la cinta de referencia) y si algo puede decirse a favor del filme que nos ocupa es que sabe proporcionar algunos momentos divertidos, basándose en la premisa de que acumulando gracietas sin pausa, logrará alguna efectiva (algo que ya funcionaba en Aterriza como puedas y similares).
Destacan en lo positivo los chistes más puramente verbales, que juegan con las obviedades del idioma. Sin embargo, la cosa pierde enteros cuando predomina la vertiente más escatológica (una larga escena dedicada a un recital de ventosidades es lo peor con diferencia). Tampoco tienen la menor gracia las crueles burlas hacia Stephen Hawking, aunque se ven compensadas con un chiste a costa de Tom Cruise que vale su peso en oro.
Resumiendo, las propuestas paródicas parecen remontar ligeramente el vuelo. Habrá que agradecérselo también a su escaso metraje –apenas una hora–, con las ya habituales tomas inéditas entre los títulos de crédito. Aún así, resulta significativo que se hayan dignado a recuperar a un veterano en estas lides como es Leslie Nielsen.