La resolución técnica de la cinta es modesta, rutinaria, televisiva, con unas grandes caídas de ritmo que ni la presencia de Merad ni del propio Boon levantan.
Para entender esta comedia es necesario aclarar que las ciudades del norte de Francia vendrían a ser, con todos los respetos, el equivalente al tópico que existe en España respecto a las regiones del sur. Es la zona más fría del país (al contrario que aquí), con fama de subdesarrollada y cuyos habitantes hablan con un acento tan marcado que les hacen casi incomprensibles al resto de los franceses.
El origen de la cinta se encuentra en la biografía del propio director y guionista, Dany Boon. Nacido en el norte del país galo, en una ciudad equivalente a la representada en el film, estuvo hablando Chtimi (pronúnciese Cheti) hasta los 12 años, sin apenas practicar el francés. Una vez consagrado como actor, utilizó este acento en su show televisivo con gran éxito, e incluso en el rol que desempeñó en Noche de Paz (2005, Christian Carion), nominada al Óscar en 2006 como Mejor Película Extranjera. Este recurso cómico le llevó a plantearse el guión de una comedia basada en la confrontación de acentos y personalidades de los habitantes de su región con los del resto del país galo.
Avalada por el récord de público obtenido en Francia, más de veinte millones de espectadores, se estrena ahora en España. En ella, un funcionario de rango medio interpretado histriónicamente por Kad Merad, es destinado a una ciudad norteña donde tiene que aguantar las inclemencias del tiempo, el incomprensible tono de sus habitantes y sus costumbres bárbaras. Pasado el tiempo, todos los tópicos se derrumban y Phillippe descubre una ciudad amable, llena de gente bondadosa y convivencia sencilla, apegada a los placeres de la vida. Lo que antes era una huida inmediata al llegar el viernes para regresar con su familia se convierten en excusas para conseguir que su mujer no le visite en ningún momento.
Como se ha apuntado, el humor de la película está basado en gran parte en la peculiaridad del Chtimi, sus giros semánticos y onomatopeyas. Algo que, por desgracia para el público español, se pierde por completo a no ser que se conozca previamente la idiosincrasia de esta forma de hablar y de las gentes que la utilizan. Por explicarlo con un ejemplo, sería como proyectar al público parisino una de las películas de Chiquito de la Calzada. Su otro soporte son las situaciones grotescas, al contraponer el sencillo modo de vida rural con las costumbres urbanitas de Phillippe. También hay unas dosis de sentimentalismo por la floreciente amistad y debido al amor entre las parejas protagonistas.
La resolución técnica de la cinta es modesta, rutinaria, televisiva, con unas grandes caídas de ritmo que ni la presencia de Merad ni del propio Boon levantan. Podemos salvar de esta quema a la secuencia principal, con el reparto del correo por toda la ciudad, que es de lo poco que se muestra algo más entonado.