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¡Malditos Críticos! - especial de cine
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¡Malditos Críticos!

¡Malditos Críticos!

Tipología del diletante

Un artículo de Redacción || 27 / 1 / 2009

Incomprendidos por lectores que creyeron debían tomarlos como guía, odiados por directores y creativos a quienes dieron (o no) su merecido, queridos solo por aquellos a los que por sospechosos motivos bendijeron con sus comentarios. Los críticos de cine son una rara avis que ha pasado de ocupar secciones residuales de periódicos y revistas especializadas, a colapsar internet porque, ya lo decía Truffaut, todos tenemos dos profesiones, la nuestra, y la de crítico de cine.

El natural-graciosete


crítica

Evolución del anterior cree que todo es un chiste o una ocasión para hacerlo. El típico simpaticón cargante y voluntarioso que se vale de las risas por educación en la vida real pero que en su “página huep” echa en falta unas enlatadas para acompañar a sus vanos comentarios que podían ir sobre cualquier cosa, pero mira, van de cine. Lo suyo no es la documentación ni el análisis, probablemente ni el séptimo arte, pero ha acabado ahí porque quería tener un público y ha decidido que eso de las pelis es cosa suya porque le gustaba tomar palomitas a oscuras viendo algún que otro bodriete en navidad.


El friki-freak


crítica


Con todo el respeto al freak como buen amante dedicado a sus aficiones, este está un paso por encima de aquel, e incluso por encima del que comete el error de darle mucha más importancia a esas aficiones de la que realmente tienen. En su caso, su conocimiento concreto de lo que no deja de ser un producto de entretenimiento se vuelve en causa vital y por otro lado arma para denostar a todos aquellos que no saben cuántas temporadas vivió Spiderman en cómic, o a quienes no pueden recitar de memoria y por orden de aparición las diferencias entre el libro de Tolkien y la adaptación de El Señor de los anillos. En sus blogs, su conocimiento estresante se traduce en una necesidad de exhibicionismo de datos cargantes que a su vez se ilustran con palabras grandilocuentes que no siempre quieren decir lo que significan, y que rara vez vienen a cuento.


El trascendental-existencial


crítica

Variante elegante y sesuda del ‘frik’ anterior, su posición de conocimiento en la vida viene más por una sensación propia de ser tipo ilustrado (asfalto para la pedantería pura y dura) que no por un conocimiento real constatable. Se tiene a sí mismo por un ser eminentemente cultural sin tener que cargar con el conocimiento del friki-freak, y esta libre por tanto de su obligación de demostrarlo con su ristra de datos. En su caso basta con ocultarlo todo en reflexiones caprichosas expresadas de forma ininteligible, confundiendo la función del lenguaje de comunicar, con la de un supuesto exhibicionismo irritante que al mismo tiempo parece ocultar algo. “Decadencia insoslayable, traslación dislocante, alexitimia interpretativa coyuntural, displasia argumental alternante, hipertrofia narrativa en dos planos...” La búsqueda de términos densos con los que despistar sobre la oquedad de su discurso es mareante, alcanzar en su lectura el verdadero significado es lograr un premio que era mejor abandonar en la penumbra de su discurso, por redundante o, en el más habitual de los casos, equivocado.
Rara vez su posición cultural en la vida se corresponde con un currículum de estudios brillantes (y a menudo sucede lo contrario, pero encontró en esta pose un atajo para la intelectualidad con el que compensa viejas calabazas).