Concebida como filme de modestas pretensiones, la última película de Eduardo Mignogna vuelve a aupar a sus protagonistas en un afán por convertirles en héroes corrientes de la vida cotidiana.
Tras las bellas "El faro del sur" o "Sol de otoño" se escondían personalidades arrolladoras que tenían mucho que ofrecer y a las que la vida les ofrecía menos de lo que les correspondía.
Mignogna ha sabido en su carrera crear potentes personajes femeninos y en ese sentido esta "Cleopatra" no iba a ser menos. El envidiable torrente interpretativo de una Norma Aleandro en estado de gracia y dueña de un importante bagaje creativo, soporta todo el peso de un agradable film que se ve sin ningún esfuerzo a pesar de ciertas concesiones hacia lo predecible.
Interpretando ésta a Cleopatra, una mujer jubilada y cansada de su matrimonio, inicia un viaje acompañada de una actriz de culebrones asqueada de la fama con la que vivirá nuevas experiencias.
Con esa base, el cineasta porteño rueda con infatigable soltura las peripecias de estas dos mujeres por las áridas carreteras argentinas, y hace al espectador partícipe de las reflexiones de la despierta protagonista que llega a dirigirse a la cámara en un gesto de ejemplar complicidad con el público.
Apoyada por un elenco actoral de selecto, da un pequeño papel para el gran Alterio que ejerce de marido depresivo, deja a Leonardo Sbaraglia como chico de turno -plano y con poco fondo- y los acompaña de la guapísima Natalia Oreiro -agradable sorpresa- por más que sea Norma Aleandro la que brilla, haciendo más entrañable aún el cine que se hace en su país y dando ejemplos a nuestros realizadores a pesar de la penuria económica por la que atraviesa su país desde tiempos ya lejanos (si bien es cierto que en la mayoría de los casos se utiliza la fórmula de lasn coproducciones).
Con sus historias cercanas y sentidas, dejan de notarse los kilómetros que nos separan, y en este caso concreto en que Mignogna acaricia con la cámara a sus personajes, dándoles calor, combinando cierto aire apesadumbrado con pequeños toques de humor, compone una cinta ligera en el porte, pero que va mucho más allá de lo que en realidad sugiere.