Ante el primer tráiler de una nueva película de Pixar suceden tres cosas: primera, sus imágenes se quedan grabadas en la cabeza; segunda, se busca desesperadamente la fecha de su estreno; tercera, se aguarda con impaciencia la llegada de ése día. Tras observar por primera vez ese millar de globos coloreados elevando la casa de un anciano al grito de “Yúuuujuuuuuu”, era fácil deducir que Up no iba a ser una película como las demás... pero, ¿alguna de las películas de Pixar ha sido "como las demás"?
El Festival de Cannes siempre depara sorpresas de algún tipo, ya sea en su lista de invitados, en la selección de filmes, en las decisiones del jurado... Este año se descolgó con algo especialmente insólito. Por primera vez en su historia, el máximo certamen de cine, el más brillante y glamouroso, comenzaba su andadura proyectando una película de dibujos animados.
Sí, ahora lo llaman “animación” en un intento por dignificar un género que no necesita de tanta molestia, pues su dignidad reside en la inmensa fidelidad del público que arrastra y en el extraordinario trabajo realizado durante décadas por compañías como Disney o Pixar.
Allí estaban, en plena Croisette, dos tipos rarísimos. En ese paseo donde posan las refulgentes estrellas del cine antes de la proyección de sus cintas se encontraron Pete Docter y John Lassetter. Docter es un cartoon hecho carne, su fisonomía y cara son especialmente caricaturescas, pero es el alma de Up, su co-guionista y director. Lasseter es el cerebro de Pixar, el responsable de que las hasta hoy nueve películas de su compañía estén entre los veinticinco filmes animados más vistos de todos los tiempos. Sobre ellos sobrevolaban ese día cientos de globos de colores.
Era imposible que Pixar no se apuntase al último avance tecnológico del cine de animación: el 3D. Aquel invento que pareció sucumbir hace una veintena de años en una telaraña de infumables películas de acción donde sus creadores procuraban que cada diez minutos alguien lanzase un objeto hacia el espectador, puede suponer la última resurrección para las taquillas y una nueva de vuelta de tuerca en la concepción del espectáculo cinematográfico. El órdago que supuso el anuncio por parte de DreamWorks de la creación de Monstruos contra alienígenas (Rob Letterman y Conrad Vernon, 2009) lanzó al resto de estudios a producir su correspondiente respuesta. A Pixar no le quedaba otra que sumarse al último bastión que ha encontrado la industria para luchar contra la piratería; para disfrutar del efecto tridimensional en todos su esplendor es irremediable ir al cine y pasar por taquilla. Por ahora el efecto no se puede reproducir en el entorno doméstico. Por ahora.
Up es la décima obra de Pixar. Un do de pecho. Un reto en técnica de animación y temático. El desafío comienza con su protagonista, Carl Fredricksen, un héroe de ¡78 años! cuyo cuerpo es apenas dos veces el tamaño de su cabeza y debe utilizar bastón para caminar. Carl, antiguo vendedor de globos, ha perdido recientemente a su esposa Ellie. Su vida ha quedado estancada, monótona y solitaria. La casa de madera que construyó con tanto amor se ve acosada por la especulación inmobiliaria en el barrio. Todos le aconsejan que venda y se marche de allí, pero Carl tiene otro plan. Cumplir el sueño que siempre quiso hacer con su esposa pero nunca pudo realizar: viajar a Sudamérica.
Carl anuda miles de globos a su casa y huye. Se eleva poniendo rumbo a la aventura pendiente, pero descubre un pequeño problema. En el momento del despegue se encontraba en el porche de su casa Russell, un boy-scout de ocho años cuya voluntad e ímpetu de aventura sólo es comparable con su inexperiencia en cualquier faceta de la vida diaria.
Ambos llegarán hasta Paradise Falls, maravilloso lugar inspirado en las selvas de Venezuela donde encontrarán a Dug, un perro con un curioso collar que le permite traducir al habla humana sus pensamientos. También verán a Kevin, un maravilloso espécimen de ave en peligro de extinción cuya búsqueda y protección llevarán a Carl y Russell a la aventura buscada.
Los creadores de Up han hecho un glorioso esfuerzo por hacer que, una vez más, su película sea diferente de las anteriores. Lo han conseguido. Con un protagonista que es un perfecto cruce entre la virtud de Spencer Tracy y el gracejo de Walter Matthau, reinventan las virtuosas técnicas de animación de su estudio logrando un ejercicio de síntesis que conjuga todos los retos superados en sus historias anteriores.
Haciendo suya la máxima de Walt Disney “Por cada carcajada, debe haber una lágrima.”, los creadores de Up comandados por Pete Docter han huido del virtuosismo técnico para acercarse al cine clásico (en particular al de Disney), creando un aspecto nuevo, más simple, más eficaz, para esta historia sobre la huida de la soledad, la necesidad de comunicación intergeneracional y la aventura e imaginación como camino.
Como ya sucedió en Wall·E, será necesario prestar atención a los primeros minutos de la cinta, aquellos donde se narra brevemente la vida de Carl. Dicen que son un prodigio de narración y concisión cinematográfica memorable.