Algo extraño parece estar pasándoles a los Coen. Con ‘Crueldad Intolerable’ ya se encargaron de un guión ajeno, y ahora hacen una de esas cosas que a priori nunca deberían: encargarse de un remake.
Podría pensarse que su habitual fama de independientes, de personalidad impermeable, está menguando y dan su brazo a torcer. Pero lo cierto es que con esta adaptación ponen de manifiesto que a pesar de todo tienen cualidades de buenos cineastas que les permiten superar éste tipo de pruebas, y si bien con ellas probablemente no firman películas que destaquen en su carrera, sí dan nuevas muestras de buen hacer por medio de algunos de sus recursos habituales. Como esa facilidad para el absurdo cotidiano, para filmar alguna que otra muerte estúpida, o en definitiva demostrar un suave humor que nadie practica como ellos.
Como Ethan Coen explica, en referencia a la cinta original de 1955 “Tiene una fuerte premisa de historia; simplemente tiene buena esencia. Le desgarramos la columna vertebral, la separamos y tiramos todo lo demás. Como resultado, los detalles de los personajes y el escenario son todos muy distintos de la original”. Así llevaron los hechos al sur, de la misma forma que convirtieron a la anciana que desmonta los planes de la banda de facinerosos en religiosa bautista. Ella es uno de los centros de atención, con su fuerte carácter que trata de manejar un dicharachero Tom Hanks. Con él, por medio de su verborrea y comunicación locuaz/pedante, el guión se enriquece más al contrastarlo con la pandilla basura y delirante que ha formado para la consecución del robo. Y todos en conjunto, logran una comedia ligera en un terreno tan difícil y manido como el de orquestar un atraco que afortunadamente queda en muy segundo lugar a nivel argumental. Sin estridencias pero con ese sabor a Coen que a algunos les deja fríos, y a otros les resulta como lo que efectivamente es para la industria actual: una de las últimas garantías de autoría refrescante, aún cuando no hacen algo 100% suyo.
Y la elegante banda sonora, apartado en el que repiten con T. Bone Burnett (ya habían trabajado juntos en el Gran Lebowski y O’Brother) es de las que sí merece venderse aparte.
La banda
La Señora Munson (Irma P.Hall) ejerce de aguafiestas de ética y moral religiosa. A veces puede parecer una señora muy inocente y dulce, pero no es nada fácil de convencer. Entre sus otros créditos cinematográficos se encuentran “Buddy”, “Beloved”, “Patch Adams” y la comedia de 1997 “Nothing to Lose”.
El oscarizado Tom Hanks da vida a el Profesor Dorr, el auténtico motor del grupo. En palabras del propio actor “el máximo cerebro criminal de un muy pequeño y casi insignificante crimen”.
Marlon Wayans (Gawain MacSam), aficionado al hip-hop que tanto detesta la Sra Munson, ejerce de informante en el casino. Da el toque de contracultura urbana. Entre varias películas, se le recuerda por su papel en Scary Movie y su secuela.
“Concebimos a uno de los personajes como una especie de soldado americano retirado especialista en subterráneos de Vietnam del Sur, ahora administrador y supuestamente propietario de una tienda de donas en algún lugar en el sur de California”, explica Joel acerca de la idea detrás de El General.
Interpretado por Tzi Ma, El General es un personaje misterioso con una escrupulosa imagen que habla poco, pero impone respeto.
Lump (Ryan Hurst), ex-jugador de fútbol americano, tiene el dudoso honor de defender el puesto de "más tonto de todos". Con presumible buen corazón, éso sí.
Pancake (J.K. Simmons, habitual secundario) con sus problemas de colon irritable, su relación con una siniestra montañesa y su manejo de explosivos, constituye uno de los grandes atractivos de la banda. No se lleva especialmente bien con Wayans... por motivos inexplicables.