El realizador polaco Roman Polanski (1933), firmante de títulos tan apreciados por los cinéfilos como Repulsión (1965), La semilla del diablo (1968), Chinatown (1974), La muerte y la doncella (1994) y El Pianista (2002, por la que ganó el Oscar al mejor director) fue arrestado ayer por la policía suiza nada más llegar al aeropuerto de Zúrich, ciudad donde iba a ser homenajeado en el marco del festival que se celebra en aquella ciudad desde 2005.
Polanski es prófugo de la justicia desde 1978, año en que escapó de Estados Unidos mientras estaba en libertad bajo fianza por la acusación de abuso consentido de una chica de trece años, Samantha Geimer, en California. Polanski ha evitado la extradición a Estados Unidos durante años amparándose en la nacionalidad francesa, que obtuvo tras establecer su residencia en ese país. Pero Suiza no forma parte de la Unión Europea, lo que ha permitido su detención y, quizás, su repatriación forzosa para ser juzgado.
Se da la circunstancia de que Samantha Geimer perdonó hace mucho a Polanski por la agresión (algo que puede comprobarse en Roman Polanski: Se Busca, documental de Marina Zenovich sobre el caso), pero según la justicia norteamericana eso no implica que los cargos hayan prescrito. El ministro de exteriores francés, Bernard Kouchner, ha intercedido de inmediato ante las autoridades suizas con el fin de asegurar que se respeten los derechos jurídicos del cineasta mientras se resuelve su espinosa situación jurídica.