Aunque Hollywood es perfectamente consciente del valor que, hoy por hoy, tiene Internet para la promoción de sus films (Paranormal Activity es el más reciente ejemplo de ello), los grandes estudios no están dispuestos a permitir que la información sobre sus proyectos fluya indiscriminadamente a través de la web.
Por ello, como acaba de trascender a los medios, productoras como Disney y DreamWorks han empezado a exigir en los contratos firmados con los protagonistas de sus films, que no expresen en sus cuentas personales abiertas en Facebook, Twitter y otras redes sociales datos sobre las películas que están rodando.
En algunos casos son los propios intérpretes los que, por iniciativa propia, están limitando las actualizaciones de sus cuentas o incluso cancelándolas, advertidas del peligro que supone que sus admiradores y el público en general estén al tanto de cada uno de sus pasos.
Es lo que ha decidido la actriz y cantante Miley Cyrus, alias Hannah Montana, por consejo de su novio, Liam Hemsworth. Cyrus, adicta al Twitter (su cuenta contaba con un millón de seguidores), llegó a anunciar a través de esa página el pasado mes de mayo la composición del equipo técnico de su nueva película, The Last Song, cuya filmación fue la que propició que conociese a Hemsworth, su compañero de reparto.
Su pareja le ha hecho comprender a Cyrus que sus continuos comentarios en Twitter estaban limitando su libertad personal y dando lugar a cotilleos publicados por la prensa rosa. “Me he aburrido de agradar a todo el mundo, yo no vivo para los periódicos sino para mí”, ha manifestado a ritmo de rap la joven en su despedida de la página.