La distribución de Fahrenheit 9/11 y las discrepancias económicas podrían acabar con la relación entre Disney y Miramax.
Las peleas entre Disney y los fundadores de Miramax, los hermanos Harvey y Bob Weinstein, que ostentan la gestión de la filial, podrían llevar a Eisner a revendérsela a los creadores. El New York Times informaba el lunes que el presidente de Disney, Michael Eisner, podría estar considerando la venta a raíz de los desacuerdos provocados por la distribución de Fahrenheit 9/11, un documental muy crítico con la administración Bush.
A estos motivos se añadirían razones de tipo económico aireadas durante la semana. Según el propio Michael Eisner, Miramax sólo ha ganado dinero en dos de los últimos cinco años, y se ha alejado de su política inicial de producciones de bajo presupuesto con proyectos como Cold Montain (que costó 82 millones de dólares). El portavoz de Miramax Matthew Hiltzik ha replicado que la empresa sí que es rentable, y que si sus números no satisfacen a Eisner los hermanos Weinsteins estarían dispuestos a recomprarla.
Un ejecutivo de la Disney se ha apresurado a desmentir que la compañía quiera vender Miramax. Harvey y Bob Weinstein llevan renegociando su contrato con la Disney desde hace un año, con fuertes discrepancias en remuneración, autonomía y selección de películas.