La fuerza visual deja atrás pequeños defectos de un guión que acude en ocasiones a los trucos efectistas.
El tráiler, breve boceto con vocación para captar adeptos a los filmes de próximo estreno, ha pasado de ser un mero anuncio informativo a convertirse en arte en miniatura. Ni que decir tiene que, en no pocas ocasiones, estos fotogramas ingeniosamente montados al gusto de la productora de turno, han prometido más de lo que realmente llega finalmente a las salas. Al decir esto, nos viene a la memoria la aberración que dio al traste con la proyección internacional de Los lunes al sol al mostrar en la publicidad americana un trailer con aires folclóricos que nada tenían que ver con la fabulosa película de León de Aranoa.
Salvando las enormes diferencias, el trailer tramposo vuelve a hacer acto de presencia con la interesante producción Hierro, prometedor debut de Gabe Ibañez en la dirección cuya publicidad hace entrever un filme más cercano al terror -producto de potente interés mediático- que al thriller de tintes oníricos que finalmente ha resultado ser.
Con un guión escrito por un joven Javier Guillón en horas altas (suyo es el estimulante libreto de El rey de la montaña), la cinta de Gabe Ibañez se apoya en dos poderosas protagonistas acaparadoras de toda nuestra atención. Una es Elena Anaya, quien lleva el peso de la función, componiendo con una sutileza inusual un personaje muy alejado de su filmografía y que logra arrastrarnos a través de su mirada por los terrenos más solitarios de la locura. Guiándola en su terrible viaje fantasmal se sitúa la otra gran partenaire: la isla del Hierro, tierra volcánica anclada en un pasado del que es muy difícil alejarse gracias a la atmósfera opresiva que la bordea.
La angustia que siente el espectador en el filme se personifica de forma brillante en la figura de una madre (Anaya) que ha perdido a si hijo en el trayecto en ferry a la isla. Tras la tragedia, nuestra protagonista volverá a ese perdido rincón canario para proceder a la identificación del cuerpo de un niño que puede ser suyo. A partir ahí, la incansable búsqueda de la verdad dará paso a un intenso periplo en el que nada es lo que parece.
Arropada por un acabado visual portentoso y de lo más visceral, Hierro se erige como una de las propuestas más atrevidas del cine español en lo que llevamos de año. Así pues, lo que en un principio apuntaba como un thriller al uso, en manos de Gabe Ibañez se transforma e una historia de atmósferas inquietantes donde reina el universo onírico. Es justo en este punto donde radica la solvencia de la propuesta. Y es que la fuerza visual impresa desde una puesta en escena de estimable calado, deja atrás pequeños defectos de un guión que acude en ocasiones a utilizar sustos repentinos efectistas. No obstante , navega por aguas turbulentas y peca de cierta previsibilidad en su tramo final, además de ser un producto ajeno a la comercialidad más accesible para las masas, forzando la paciencia del espectador al resultar excesiva en su frialdad.