El cinesta canadiense James Cameron, que a estas alturas ya ostenta el récord de las dos películas más taquilleras de la historia de cine —Titanic y Avatar—, ha dado nueva muestra de su independencia creativa respecto de Hollywood en una larga entrevista concedida a Charlie Rose y Josh Horowitz, periodistas de la MTV.
Cameron se ha despachado a gusto en numerosos temas, especialmente en lo relativo al uso y abuso de las tres dimensiones por parte de los grandes estudios: “El 3D no puede ser entendido como un atractivo añadido y comercial, sino como una nueva frontera”. Y, en referencia implícita a próximos estrenos como Furia de Titanes o Alicia en el País de las Maravillas, ha añadido: “El éxito de Avatar ha hecho pensar que se pueden convertir películas rodadas en 2D a 3D en ocho semanas, cuando se trata de un proceso que debe supervisar el realizador durante la preproducción y el rodaje, y no el estudio durante su posproducción”.
El director también ha cargado contra el rumbo de la franquicia Terminator —que él creó en Terminator y enriqueció en Terminator 2: El Juicio Final— considerándose “muy lejos de ese universo. Y estoy muy contento por ello. Francamente, ha sido tan estropeado por otros directores que no tengo ningún deseo personal de volver sobre él”.
Tampoco el reconocimiento que otorgan los Oscar parece ser una prioridad para él: “Ya obtuve todos los que podía ansiar por Titanic, y no ha significado nada en mi carrera. Prefiero que Avatar se haga con los Oscar a los apartados técnicos y que Kathryn [Bigelow, su ex-esposa] gane los principales por En Tierra Hostil”.
Spider-Man, superhéroe en cuya adaptación cinematográfica estuvo implicado a principios de la pasada década, antes de que Sam Raimi se ocupase de ella, le merece más consideración: “Me parece interesante la idea del reboot que ha planteado Sony, y creo que Mark Webb tiene la oportunidad de reinventar al personaje como se ha hecho con Batman. Veo posibilidades en ello”.
Sin embargo, Cameron ha desmentido, como se había especulado a lo largo de esta semana, que hubiese hablado con Webb directamente sobre el empleo de la 3D en la nueva película de Spider-Man: “Aunque no me importaría haberlo hecho, porque me hace feliz hablar con cualquiera que quiera firmar sus films en 3D. Y no para decirle lo que tiene que hacer, sino para evitarle los mismos errores estúpidos que nosotros hemos cometido durante los diez años que ha durado la producción de Avatar”.