En el año 2000, el Tribunal Supremo de EEUU, elegido durante el mandato republicano de George Bush padre, dio por válido el escrutinio realizado en el estado de Florida, gobernado por Jeb Bush. El hijo y hermano de los dos citados, G.Bush Junior ascendía así al puesto de gobernante del país más poderoso del mundo.
El 11 de septiembre del año siguiente, los planes de Osama Bin Laden, por descoordinaciones incomprensibles entre distintas ramas de la seguridad estadounidense, lograron el mayor atentado de la historia atacando con dureza los objetivos contra los que llevaba años maquinando ataques. A consecuencia de los mismos, el nuevo presidente inició su cruzada personal contra el terrorismo utilizando el llamado día de la infamia para atacar a los países del que él mismo calificó como ‘eje del mal’.
FAHRENHEIT 9/11, en clara alusión a ese día, es la apuesta de Michael Moore por la verdad. Su verdad, probablemente, pero documentada para dejar pocos cabos sueltos y demostrar que él no es un predicador buscando rentabilidad interesada. Además, con ella cumple con una promesa: cuando el éxito de Bowling for Colombine le brindó la estatuilla en la ceremonia de los oscar, advirtió al todopoderoso mandamás: “sepa que le llegó la hora” y poco después concretó que iba a sacar un documental en época de elecciones para colaborar a la hora de tirarle de la Casa Blanca. Y aquí está.
Según el controvertido realizador, las oscuras relaciones de negocios entre Bush padre y la familia de Bin Laden, aumentaron recíprocamente sus riquezas y poder hasta logar que tanto la los líderes del partido republicano y el enemigo número uno del país acabaran por igual en destacadas posiciones. Esta situación, antesala del 11-S centra el interés de Moore en la utilización de los atentados al World Trade Center para lo que en su opinión es el “propio beneficio político para George Bush”. A partir de ahí la producción de Dog Eat Dog Films condensa 2 horas de explicaciones cuyos primeros resultados no se han hecho esperar: críticas y vanos golpes de censura desde su país. La Palma de Oro del Festival de Cannes en el otro lado de la balanza.