El autor opina
“¿Por qué horas después de los atentados del 11 de Septiembre la Casa Blanca autorizó algunos vuelos para la familia de Bin Laden?”. Con esta pregunta, surgida tras leer la noticia en el New Yorker, un extrañado Michael Moore se decidió a investigar. Para él, uno de los problemas radica en el despotismo de Bush que venía de mucho más atrás. Alimentado en todos los sentidos por su padre, la caprichosa elección como candidato republicano y la escandalosa situación que se vivió durante el proceso electoral le dieron la sensación clara de que contaba con poder absoluto. La reacción del cineasta, en unos tiempos en que el patriotismo puede ser una venda para unos y un instrumento para otros, no ha tenido reparos en ningún sentido para seguir adelante. “Todos los estadounidenses somos responsables de haber permitido la guerra”.
Sobre su cinta, según él Bowling For Columbine exploraba un miedo en sentido individual (“hablé de cómo los individuos pueden ser engañados por las imágenes televisivas e intimidados por las armas”), en tanto que con F9/11 trata el miedo colectivo “de la histeria de masas que el poder logra crear para distraer a la opinión pública de los verdaderos problemas”.
Su propósito pues, aparte de darle la patada al ilustre Presidente, es dar elementos de juicio nuevos para el ciudadano americano: permitir ver a los soldados como no se les muestra en las noticias, hablar del dolor de las víctimas, mostrar a los heridos. “Los abusos y humillaciones a los detenidos iraquíes han salido en la prensa últimamente pero no se han visto imágenes ni se ha visto a los detenidos fuera de las cárceles”.
Todo esto se instrumentaliza con ironía, haciendo que el resultado sea válido “para que el público la vea un viernes por la noche comiendo palomitas”. Dejando claro que el humor es algo esencial, porque “hay que reír sobre todo en los momentos difíciles”. Y sobre la factura técnica, lo que es el resultado sin necesidad de adoptar una u otra posición política, lo mejor y más representativo es algo que le dijo Tarantino en la pasada edición de Cannes donde ejercía de presidente del jurado. Viniendo de un superdotado en cuanto a estilo –al margen del tipo de estilo que sea- significan mucho sus palabras: “Quiero que sepas que los aspectos políticos de tu película no tienen nada que ver con el premio. En este jurado tenemos distintas opiniones políticas, pero tú has recibido el premio porque has hecho una gran película. Quiero que lo sepas... de director a director”.
