Cómo matar a Bill
Kill Bill vol.2 retoma uno de los temas centrales del cine de kung-fu: el “entrenamiento para la venganza”, en el que podemos contemplar a una aprendiz adquiriendo destrezas que tiempo después utilizará en la batalla final. Mientras que en la primera parte el maestro y código de lucha eran japoneses, en Kill Bill vol. 2 Tarantino se zambulle en el kung-fu, en sus variantes del norte y del sur de China.
Tarantino, guionista, director y productor del proyecto, ha sabido rodearse de sus ídolos. David Carradine, el archiconocido protagonista de la serie Kung Fu, regresa a la gran pantalla, en esta ocasión como cazador cazado (“Bill”). La película reúne además a los dos maestros de artes marciales con mayor influencia en la actualidad en el séptimo arte: el Maestro Yuen Woo-ping, responsable de las coreografías de “Tigre y Dragón” y las tres entregas de “Matrix”, y la leyenda del cine de Hong Kong, Gordon Liu.
Yuen Woo-ping proviene de una prestigiosa familia de actores de ópera china, un espacio en el que las artes marciales se han orientado hacia el espectáculo en lugar del combate. En Honk Kong, Yuen es considerado el mejor director moderno de películas de artes marciales. Tarantino, un entusiasta de su cine, contribuyó decisivamente a que Miramax distribuyera en 2000 su mayor éxito, Iron Monkey (1993).
Tarantino se las ha ingeniado para combinar el delicado trabajo del coreógrafo Yueng, con el kung-fu directo de la estrella china Gordon Lui, que intepreta el papel del maestro “Pei Mei”. “El trabajo del Maestro Yuen en ‘Crouching Tiger, Hidden Dragon’ (Tigre y Dragón), era realmente hermoso, una obra de arte” reconoce Liu. “Sin embargo, no se trataba de escena de lucha reales. Yo sabía que Quentin quería algo diferente. Quería peleas reales. Y sabía que si conseguía encajar ambos planteamientos, el resultado sería único".
Para Lawrence Bender, descubridor y productor habitual de Tarantino, la experiencia de haber grabado en China, en los Beijing Film Studios y en un templo budista de la aldea de Zhongwei ha dotado al film de una impronta especial. Tarantino ha trabajado con un equipo mitad chino mitad americano para poder transmitir autenticidad.
Una de los efectos especiales de los que está mas orgulloso el realizador, fruto de la colaboración chino-estadounidense, son las escenas de sangre. Tarantino no quería utilizar los dispositivos actuales por ser demasiados complejos. Yuen Woo-Ping propusó rodarlas como en las películas de kung fu de los años 70, cogiendo un condón chino y rellenándolo de sangre. El actor que tenía que morir lo sujetaba en la mano y cuando el otro actor le mataba, apretaba el condón y la sangre comenzaba a fluir. “El resultado fue excelente. No hubiera conseguido ni la mitad de los efectos que quería si no hubiéramos utilizado ese truco", ha declarado el director.