Halström demuestra haber perdido el más mínimo interés en sorprender o resultar original, limitándose a hacer una realización aseada que cumple a la perfección el objetivo y la intención de los productores.
El escritor de bestsellers románticos Nicholas Sparks es frecuentemente adaptado al cine. De hecho, sus últimas novelas tienen un ojo prácticamente puesto en la más que probable adaptación cinematográfica que de ellas se harán, por lo que el autor busca la combinación exacta de temas que calen en el público y los productores de Hollywood.
Esta vez le ha tocado el turno a Querido John, novela de 2007 que supone la quinta adaptación del autor al cine, entre las que destacan Mensaje en una botella (Luis Mandoki, 1999) y la célebre El diario de Noah (Nick Cassavettes, 2004). El encargado de plasmarla en imágenes ha sido el director de origen sueco Lasse Halström, un eficiente realizador muy moldeado ya por la industria comercial de los grandes estudios en la que lleva asentado varios años. Contamos a su favor Chocolat (2000) y en su contra Siempre a tu lado, Hachiko (2009).
Querido John se apoya en las cartas que dos jóvenes enamorados se escriben durante la permanencia de John (Channing Tatum) en las fuerzas especiales del ejército y Savannah (Amanda Seyfried) en la facultad y su casa familiar. El drama viene dado porque durante esta separación se producen los atentados del 11-S, lo que provoca que John se reenganche al ejército faltando a su promesa de volver junto a Savannah. Otros dramas anexos se narran en la cinta, como el autismo que sufre el padre de John, interpretado por el siempre emocionante Richard Jenkins, o el impacto emocional que supuso en los norteamericanos sufrir el terrorismo en su propio país, pero ninguno de ellos se aborda lo suficiente como para desviar la atención de la historia de amor post-adolescente de la pareja protagonista.
De este modo, tenemos un relato intimista, repleto de postales fotográficas y canciones sentimentales que, almibaradamente, narran las emociones y nostalgias que invaden a John y Savannah a lo largo de su relación epistolar. Hasta tal punto se pretende potenciar esta historia que resulta inverosímil la falta de atención e importancia que se dan a otros hechos circunstanciales de la historia que a simple vista son más importantes que el lánguido amor sobre el que se centra el guión.
Por su parte, Lasse Halström demuestra haber perdido el más mínimo interés en sorprender o resultar original, limitándose a hacer una realización aseada que cumple a la perfección el objetivo y la intención de los productores. Channing Tatum es un actor muy limitado con un impresionante físico, lo que le llevará a participar en muchas películas de acción en los próximos años, como la futura The eagle of ninth que veremos en breve. Amanda Seyfried está aprovechando muy bien el tirón comercial que obtuvo con Mamma mia! y es muy probable que se convierta en la nueva Meg Ryan del siglo XXI, fotogenia no le falta.
Producto estudiado y perfectamente ejecutado para un determinado público que busca emociones fáciles y finales felices sin más complicaciones, sólo cabe lamentar el desaprovechamiento de Richard Jenkins y su historia sobre el autismo y las monedas imperfectas, que hubieran dado una película de mucho más interés.