Es posible que una película duerma a la audiencia durante los primeros 45 mínutos y luego, lentamente, empieze a levantarse del suelo y uno acabe las últimas escenas con el corazón en un puño. En El corazón ausente, el detonante de que todo empieza a moverse, después de los estentóreos ronquidos del patio de butacas, es la aparición del personaje de Angela. La actriz y modelo italo-española Vanessa Incontrada no sólo interpreta a un bombón sino que da carne al enemigo y a la pasión de Nello Balocchi, el protagonista de la historia.
Durante la soporífera primera parte de la cinta, el protagonista de la historia es tan panolí que más nos saca de quicio que conmovernos. Sin embargo, a lo largo del metraje, el personaje interpretado por Neri Marcorè va ganando entereza, aprendiendo a sobrellevar su fealdad y su miedo al fracaso, para acabar subiéndose al púlpito de los grandes perdedores. Nello Balocchi aprende a perder al amor de su vida, y gracias a ello canta y es escuchado.
Un hombre demasiado feo y soso para que ninguna mujer le quiera tiene la oportunidad de salir con la joven más carnal y deseada de toda Bolonia. Lo que sucede entre ellos sin duda vale la pena verlo. Sin embargo, el tratamiento de la historia es desigual, a pesar de la experiencia y calidad de Pupi Avati, que con esta cinta ha obtenido el premio David di Donatello a mejor director. A la falta de ritmo del principio, hay que añadir otros pecados como la demasiado idílica relación entre el profesor Ballochi y sus alumnos, en la que los pupilos se enchochan desde la primera escena de un tutor que se nos ha presentado como un tarado social.
Pupi Avati, también el guionista de la película, sí que demuestra su maestría con la representación de los dos ambientes, la sencilla y chapada a la antigua Roma, al lado de la sofisticada y lujuriosa Bolonia. La familia Ballochi y la relación de Nello con su padre (Giancarlo Giannini), son absolutamente espléndidas. A destacar también la música del veterano compositor Riz Ortolani.
Con todo, lo más importante es que nos llevamos una buena historia a casa y más de una de vez en la vida nos acordaremos del feo y tonto de Nello Ballochi y de la bella ciega que le quitó el corazón.