En declaraciones recogidas por diversos medios norteamericanos, Jon Favreau —director de Iron Man y su esperadísima secuela, Iron Man 2, que se estrena en nuestro país el 30 de abril y en Estados Unidos una semana después— ha dejado entrever las obligaciones que trae consigo el realizar películas basadas en los cómics de la Marvel, ahora que la editora está autoproduciendo las correspondientes adaptaciones, siguiendo además un ambicioso planning.
Así, a Iron Man 2 le seguirán Thor (que rueda en estos momentos Kenneth Branagh) y First Avenger: Captain America (que dirigirá Joe Johnston), con el objetivo de hacer coincidir a estos tres superhéroes y a Hulk en Los Vengadores, megaproyecto que verá presumiblemente la luz en 2012 y que se rumorea estos días podría dirigir Joss Whedon (Buffy, Serenity).
En ese contexto, ha explicado Favreau, resulta imposible concluir Iron Man 2 sin rematar todas las líneas argumentales abiertas en ella y en Iron Man (hasta ocho, según el realizador), debido a que las historias que se cuenten en Thor, Capitán América y Los Vengadores incidirán de modo insospechado a fecha de hoy en el destino futuro de Tony Stark (interpretado por Robert Downey Jr.) y su alter ego, el Hombre de Hierro.
Tantas producciones en marcha de Marvel Studios obligan, además, a que no haya una nueva película sobre Iron Man hasta, al menos, 2013, lo que, según Favreu, haría suicida dejar el final de Iron Man 2 lleno de cabos sueltos, como tanto se estila en estos tiempos de modo cada vez más oportunista (a títulos de las sagas El Señor de los Anillos, Harry Potter, Piratas del Caribe, Crepúsculo o incluso La Herencia Valdemar nos remitimos). Algo que, por tanto, no dejarán de agradecer los cinéfilos con un mínimo espíritu crítico.