Brian Levant, experto en dirigir títulos infanticidas del calibre de Beethoven, uno más de la familia, Este chico es un demonio 2 y las dos partes de Los Picapiedra, vuelve a echar mano de un argumento recurrente en su filmografía para su última cinta: dar el protagonismo a un héroe de acción que, alejado de su registro habitual, deberá enfrentarse al crudo y despiadado mundo de los tiernos infantes, dentro de una historia encuadrada en el género de comedia para todos los públicos.
Así, si en ¿Cuándo llegamos? el rudo Ice Cube ya se encargaba de repetir lo que una década antes había sufrido Arnold Schwarzenegger en otro de los filmes de Levant, Un padre en apuros, en el estreno que aquí nos ocupa presenciamos las desventuras de Bob Ho (Jackie Chan), un experimentado agente secreto que entabla una relación amorosa con su vecina, y que para ganarse el favor de los tres hijos de la mujer aprovechará cualquier circunstancia a su disposición.
Sin embargo, el último criminal que ha sido capturado por Ho escapará de prisión, amenazando con matar al espía y a su –futurible– familia, dando pie a una serie de escenas de acción que se van combinando con los inevitables descansos, supuestamente humorísticos y entrañables, que sirven para ir desarrollando la relación entre el protagonista y los diablillos que están a su cargo.
Estamos ante una película destinada primordialmente a un público infantil, ya que a buen seguro los fans de Jackie Chan se sentirán decepcionados al ver cómo su ídolo apenas brilla en sus ya clásicas escenas de lucha coreografiada, apareciendo bastante desganado y fuera de lugar durante casi todo el metraje. En esa misma onda, poco de reseñable tiene el homenaje que se hace durante los créditos iniciales a otros títulos de la filmografía de la estrella oriental, ni tampoco las tradicionales tomas falsas del final.
Otros detalles que invitan poco a recomendar este producto son la presencia de Billy Ray Cyrus (padre de Miley Cyrus/Hannah Montana para más señas) y demás secundarios de talento bastante limitado, unos villanos de opereta que dan mucha pena, así como los ya típicos niños insoportables de este tipo de producciones (aunque la niña pequeña tiene algunas intervenciones graciosas). Es decir, que se sigue sin lograr que fructifique una obra digna dentro de este subgénero (sumemos a la lista anterior las muy olvidables Un canguro superduro, con Vin Diesel, o La montaña embrujada y Papá por sorpresa, con The Rock).
Resumiendo, una predecible y tremendamente insulsa película familiar que sólo satisfará a quienes entren a verla con muy pocas expectativas.