El pasado domingo murió Fay Wray, la glamourosa rubia que protagonizó una de las mejores escenas de la historia del cine con que se hizo inmortal.
Nacida el 15 de septiembre de 1907 en Canadá y con más de 90 películas en su haber (entre las que destaca, además de su gran éxito King Kong, El malvado Zaroff de 1932), Fay Wray debe su inmortalidad en la historia del cine a su participación en uno de sus mayores clásicos y concretamente a una escena inolvidable: en la cima del Empire State, en manos de un enamorado King Kong.
Allí, mientras los aviones atacaban al primate, la bella y la bestia crearon una de las más singulares fotografías de amor de la historia del celuloide.
Gracias a eso, Fay Wray no morirá nunca para el séptimo arte, que precisamente estos días por medio de uno de sus hijos predilectos Peter Jackson, da forma al retorno del gingantesco simio una vez más rodando en su Nueva Zelanda natal.