Dos años lleva en pre-producción El Hobbit, continuación cinematográfica lógica del enorme éxito que tuvo la trilogía de El Señor de los Anillos dirigida entre 2001 y 2003 por Peter Jackson.
El relato original de J.R.R. Tolkien constituía el prólogo de El Señor de los Anillos y El Silmarillion, y se había pensado en su versión para el cine como un gran proyecto dividido en dos películas independientes, que se estrenarían en diciembre de 2012 y 2013.
Pero el desarrollo de El Hobbit —en el que Jackson se había reservado el papel de productor ejecutivo y co-guionista, dejando el timón de la dirección al mexicano Guillermo del Toro (Hellboy, El Laberinto del Fauno)—, se ha visto sometido a multitud de imponderables: una demanda de Jackson contra una de las productoras de El Señor de los Anillos, New Line, a la que acusaba de no repartir adecuadamente los beneficios generados por la trilogía; otra demanda contra New Line procedente de la editora norteamericana de los textos de Tolkien; la práctica quiebra de otra de las compañías implicadas en la producción, Metro-Goldwyn-Mayer, que también ha paralizado la próxima aventura de James Bond…
Guillermo del Toro, que había trabajado muy duramente a lo largo de estos dos últimos años para acercar a su propia sensibilidad El Hobbit (“no me gustan ni los elfos ni los dragones ni los pies peludos”, afirmaba en 2008), ha tirado la toalla, obligado además a cumplir compromisos contractuales con otros proyectos, entre los que se cuentan Hater y nuevas versiones de Frankenstein y Dr. Jekyll y Mr. Hyde.
Todavía no se conoce el reemplazo de Del Toro al frente de El Hobbit, aunque fuentes de la producción insisten en que las películas se estrenarán en las fechas previstas con Ian McKellen, Andy Serkis y Hugo Weaving al frente del reparto.