Drama con aroma a telefilme sensiblero.
Basada en hechos reales, llega a la cartelera con considerable retraso –y aprovechando el paréntesis de estrenos de relumbrón que ha provocado el Mundial de Fútbol– la cinta que hizo a Sandra Bullock merecedora del Globo de oro a la mejor actriz de drama, así como del Oscar a la intérprete más destacada del pasado año.
The blind side nos cuenta cómo una familia acomodada estadounidense acoge en su hogar a un adolescente afroamericano que vive en la calle, y que con el paso del tiempo llegará a convertirse prácticamente en un miembro más de la misma. La ayuda y el apoyo diario que recibirá desde su nuevo entorno servirán para que se descubra el potencial del joven para el estudio o la práctica del fútbol americano, parcelas donde logrará prosperar después de mucho esfuerzo y dedicación.
Es más que probable que no hubiéramos sabido nunca de la existencia de este filme, de no ser por la presencia de Sandra Bullock encabezando el reparto y de los premios que han recibido por su labor. La historia no pasa de ser un drama con aroma a telefilme sensiblero, que se sirve del telón de fondo del deporte para dar cabida a un relato de superación personal (un personaje enfrentándose a sus limitaciones individuales y a los prejuicios ajenos) de esos que tanto engatusan a los espectadores norteamericanos. No en vano la película, que costó 29 millones de dólares, no tardó en recaudar en su país de origen 300 millones en unos pocos meses.
Estamos ante una cinta narrada con corrección formal, pero que obviamente carece de garra para rellenar dos horas de metraje que se antojan excesivas cuando nos enfrentamos a unos hechos tan comunes y reiterativos. The blind side parece funcionar en piloto automático casi todo el tiempo, y seguramente podríamos pasarla a cámara rápida sin que echáramos en falta partes realmente trascendentales de la trama.
Aunque la primera parte se hace algo más soportable, la preponderancia de la vertiente deportiva en la segunda mitad resta más enteros todavía a un título que se sostiene a duras penas sobre la labor de una actriz principal que ofrece un registro dramático que choca con la imagen que teníamos de ella hasta la actualidad, pero que probablemente tampoco merezca tantos reconocimientos destacables como ha tenido.
Señalar, entre los detalles más negativos, lo cargante del resabiado niño pequeño de la familia, así como el mensaje final de esta producción orientada a alimentar la autoindulgencia burguesa, que oculta un racismo poco disimulado bajo esta premisa: si perteneces a una minoría étnica, ya puedes rezar porque una familia blanca te adopte y te haga progresar, porque de lo contrario no llegarás a ser nadie en la vida.