El pasado 31 de mayo saltaba la noticia de que Guillermo del Toro no dirigiría El Hobbit, pese a haber dedicado dos años al proyecto de llevar al cine el relato de J.R.R. Tolkien bajo la férula de Peter Jackson, realizador a su vez de la trilogía El Señor de los Anillos, basada también en los textos de Tolkien alusivos a la Tierra Media.
Del Toro alegó que se había cansado de esperar a que se solucionasen diversos problemas de producción que impiden la concreción de El Hobbit. A lo largo del verano hemos sabido que, en su lugar, el cineasta mexicano abordaría para Disney una adaptación de la atracción La Casa Encantada, y para James Cameron una versión en 3D del relato de H.P. Lovecraft En las Montañas de la Locura, propuesta que Del Toro busca hacer realidad desde el comienzo de su carrera.
No parece que Cameron y Del Toro fueran a tener problemas para trabajar juntos en En las Montañas de la Locura, dado que su amistad personal se remonta a diecisiete años atrás. Y precisamente en esa relación tan estrecha puede radicar el hecho de que Del Toro dijese no a El Hobbit, al menos según lo que ha manifestado Cameron a la publicación australiana Herald Sun.
“Aconsejé a Guillermo que “se saliese” de El Hobbit y se ocupase de algo propio. Me parece el tipo de película en la que solo puede haber un capitán”. Cameron hace referencia a Peter Jackson, quien finalmente se hará cargo como director de El Hobbit: “Instintivamente, sabía que Peter iba a dirigirla. Guillermo al principio no me escuchó, y de hecho hizo un trabajo de diseños excelente, pero creo que todos queremos ver a Peter Jackson realizando esa película, ¿no? Así se lo dije a los dos”.
Las declaraciones de Cameron, conocido por su suficiencia, no han sentado nada bien a quienes confiaban en el talento de Del Toro para alumbrar la narración de Tolkien. Y, según las malas lenguas, tampoco al mexicano y Peter Jackson.