Compendio de alguna de las mejores virtudes y casi todos los defectos que aúnan los creadores de comedia que giran en torno a la figura de Judd Apatow.
Nacida como un spin-off de un personaje de Paso de ti (Nicholas Stoller, 2008), en concreto el de la descontrolada estrella de rock Aldous Snow, Todo sobre mi desmadre es un compendio de alguna de las mejores virtudes y casi todos los defectos que aúnan los creadores de comedia (actores, escritores y técnicos) que giran en torno a la figura de Judd Apatow, el productor de la cinta.
Fue a partir de 2005 y tras una fructuosa carrera en varias series y shows cómicos de televisión, cuando Judd Apatow saltó al mundo del cine con el título protagonizado por Steve Carell, Virgen a los 40. Esta estimable comedia contiene todas las características de sus producciones posteriores: personaje masculino a medio madurar que se enfrenta a una dificultad muy por encima de sus posibilidades bajo la inquisitiva mirada de amigos y familiares dispuestos a sacar punta a todo lo que le suceda durante su reto de superación.
Tras esta vinieron Pasado de vueltas (Adam McKay, 2006), Un lío embarazoso (2007), Supersalidos (Greg Mottola, 2007), la mencionada Paso de ti, Hermanos por pelotas (Adam McKay, 2008), Superfumados (David Gordon Green, 2008), el regreso a la dirección después de cinco años de Harold Ramis en Año Uno (2009), y la interesante por su toque amargo y quizá autobiográfico, Hazme reír (2009).
En esta ocasión, Apatow consigue una estimable producción en la que ha rodado por primera vez fuera de los EE.UU. Llevada a cabo durante más de un año, el resultado no responde en su funcionamiento interno al esfuerzo hecho para realizarla. Con escenas filmadas en el O2 Arena de un concierto semi-auténtico y otras en el emblemático Today Show por cuyo escenario callejero han pasado las estrellas más relevantes de la música norteamericana, Todo sobre mi desmadre termina siendo una montaña rusa de logros cómicos y batacazos, secuencias arrítmicas y algunos errores de tono e interpretación de personajes.
Una vez presentada la interesante premisa por la que un apocado ejecutivo (Jonah Hill) debe conseguir que la más descontrolada estrella de rock llegue en buen estado y a tiempo a su concierto conmemorativo, la yincana de accidentes y desmadres que les sobrevienen es tremendamente irregular, hasta el punto que hay escenas de transición (la del viaje en coche al Today Show) que acaban siendo más divertidas que las escenas de clímax de la película (la propia intervención en dicho show, o el trío sexual entre los protagonistas).
Por si fuera poco, no es que no funcione el ensamblaje de secuencias entre sí, quizá afectado por la larga duración del rodaje. Incluso en escenas completas de estudio, alguno de los actores está completamente perdidos en el personaje, como le sucede a la en otras ocasiones excelente Elisabeth Moss (de la serie Mad Men), que interpreta a la pareja del joven ejecutivo. Hasta el personaje-motivo de la película, el rockero Aldous Snow interpretado por Russell Brand, no da el tipo de rockero legendario que se espera.
Lástima que el talento y el cínismo de Apatow no haya estado esta vez a la altura para hacer lo que se sospechaba que era la cinta en su tráiler y en sus diez primeros minutos de metraje: una sátira sobre el negocio discográfico, los disparates en forma de producto que engendra de continuo y los animales que lo rigen y habitan en él.