Ayer domingo falleció, a los ochenta años de edad, el cineasta francés Claude Chabrol, firmante de más de setenta películas para el cine y la televisión que le han procurado un lugar de honor en la historia del cine galo.
Nacido en 1930, Chabrol se licenció en letras y ejerció como crítico de cine entre 1952 y 1957 en Cahiers du Cinéma, revista desde la que ayudó a impulsar el movimiento regenerador conocido como la Nouvelle Vague, al que contribuiría de inmediato con sus primeras películas: El bello Sergio (1958), Les cousins (1959, Oso de Oro en el Festival de Berlín) y Doble vida (1959).
Posteriormente, Chabrol abandonaría la vía del cine intelectual que practicaban Jean-Luc Godard o Jacques Rivette a favor de producciones aparentemente más comerciales —a menudo adaptaciones de thrillers literarios de autores como Ruth Rendell, Nicholas Blake y Patricia Highsmith—, aunque disfrutase transgrediendo con ellas los códigos morales de la burguesía de su país.
Tres de ellas, muy exitosas en su momento, estuvieron protagonizadas por la actriz Stéphane Audran, con quien estuvo casado un tiempo: La mujer infiel (1969), El carnicero (1969) y Al Anochecer (1970). Audran seguiría trabajando regularmente para Chabrol una vez concluida su relación sentimental.
Otras seis contaron en su papel principal con Isabelle Huppert: Violette Nozière (1978), Un asunto de mujeres (1988), La ceremonia (1995, puede que su mejor película), No va más (1997), Gracias por el chocolate (2000) y Borrachera de Poder (2006).
Pero su actor fetiche de los últimos años ha sido un hombre, Benoît Magimel, que intervino en La flor del mal (2003), La dama de honor (2004) y La chica cortada en dos (2007).
Los últimos trabajos de Chabrol han sido Le petit vieux des Batignolles (2009) y Le fauteuil hanté (2010), episodios de la ambiciosa serie televisiva Au siècle de Maupassant: Contes et nouvelles du XIXème siècle, que emite actualmente el canal France 2.