Comparando con otros intentos recientes, aquí al menos hay algo de química entre la pareja protagonista.
Después de tres documentales como On the ropes (nominado a los Oscars en 1999), El chico que conquistó Hollywood (2002) y American teen (2008), Nanette Burstein se adentra en el terreno del largometraje apoyándose en un guión del debutante Geoff LaTulippe, y alejándose de las coordenadas que había ido siguiendo hasta la fecha: baste decir que realizadora norteamericana ha firmado una comedia romántica que no desentona con productos similares de los que ya estamos agotados semana tras semana.
Salvando las distancias cuenta la historia de un chico y una chica (Justin Long y Drew Barrymore, también pareja en la vida real) que se conocen una noche, y gracias a la química que surge entre ellos se establece una relación amorosa que se verá truncada por el final de las vacaciones de verano, pues residen en Nueva York y San Francisco respectivamente. Lo que en un principio se presumía como un corto idilio se convertirá en algo más, ya que ninguno de ellos quiere renunciar a su relación, por muchos kilómetros que haya por el medio.
Como señalábamos al principio, estamos ante una comedia romántica al uso que sigue el manual del género sin desmarcarse ni un ápice de sus cánones establecidos. A partir de ahí ya depende de cada espectador el grado de implicación que vaya a lograr con el argumento, así como la satisfacción con la que se levante de la butaca. Comparando con otros intentos recientes de crear humor en la gran pantalla, digamos que aquí al menos hay algo de química entre la pareja protagonista, que unos cuantos diálogos logran hacernos esbozar sonrisas gracias a su ingenio, y que el plantel de secundarios (Christina Applegate y Charlie Day principalmente) anima la función cuando más necesitada está.
Sin embargo, poco de destacable en los demás puntos a tener en cuenta, resultando finalmente una cinta altamente previsible que no termina de sostenerse –especialmente si uno no es muy aficionado a este tipo de filmes–, y que va perdiendo gas a medida que transcurren los minutos, echándose en falta algo más de relleno dentro de la receta que se nos propone.