De la misma forma que es injusto lograr repercusión tirando de una licencia, sería injusto mandarla a las galeras por el sólo hecho de valerse de esa técnica comercial o por sus tristes precedentes.
Todo hacía pensar que en la cuarta entrega de Resident Evil el apellido Ultratumba era buen indicativo no ya de sus andanzas con los no-muertos, sino del destino final de la saga. Tratar de recaudar desde el más allá y anunciarlo de esa forma sería el desenlace apropiado para una serie que nació para rendir culto a una ucraniana -entonces probablemente merecido-, que usurpaba un nombre mito del videojuego y lo reducía a una historia indiferente, con aspecto de serie B desganada, condenada al desprecio de su público natural.
Desde entonces, lo cierto es que con sus secuelas su rumbo ha sido ascendente, inicialmente más por imposibilidad para elegir el rumbo contrario que por grandes méritos. En la tercera parte (Extinction, 2007) incluso nos dejaba con una reflexión que hacíamos en la crítica pertinente: “si su nombre no hubiera hecho referencia a una marca con unas características tan marcadas, si, por ejemplo, se hubiera acudido a otro más rimbombante y propio de la serie B tipo ‘Sexy-bomb contra los ultramuertos’, o si sencillamente se hubiera optado por algún otro videojuego menos relevante, las entregas al servicio de Milla Jovovich habrían sido -in crescendo- unas irrelevantes historias de aventuras, con sus inevitables momentos de ridículo, contándonos el enfrentamiento de una mujer todopoderosa contra zombies. Un género en el que además todo tiene cabida.”
Ahora, llegada la cuarta entrega, con campaña publicitaria centrada en las 3D, era fácil concluir que el desaguisado crematístico se iba a consumar con una Milla que ya no estaba ni para lucir palmito: el servicio prestado a Paul Anderson se había saldado con criaturas de por medio, la madre y antes diva, poco más tenía que aportar.
Pero lo cierto es que esta última predicción es la única acertada. Porque puede que Jovovich sobre en la función, que de la misma forma que gráficamente uno de nuestros blogs explicaba el destino natural [ver artículo Hermosas a los 40] –hasta cierto punto incluso justo– de las estrellas que deben su relevancia a su físico, es decir, el hecho de que si se han basado en él para alcanzar un status es comprensible que lo pierdan a favor de nuevas glorias de la turgencia, Milla debería haber sido retirada por alguna gloria de nuevo cuño. Algo que ya sabíamos por las varias secuencias con retoques visuales con aspecto de haber sido realizados a última hora en Extinction (ante el más que probable desconsuelo de la Jovovich al verse desfavorecida, y la obligada función de marido sumiso del director). La técnica aquí se repite nuevamente en los primeros planos, pero esta vez con más acierto estético y molestando menos.
Con todo, y a pesar de que desde su primera entrada en escena se marca la primera bajada de nivel a un argumento que se estaba mostrando original y hábil en sus usos de videoclip, el texto escrito por el propio Anderson (¿habrá comenzado a jugar al videojuego? ¿habrá aprendido algo de cine con los años?) se recupera gracias a sus constantes giros que parecen entre desacomplejados y cansados de estructuras repetitivas, y con una aparente libertad y haciendo uso de elementos del videojuego sólo para algunos personajes (Wesker, los hermanos Redfield, los zombies con cabezas replegables y monstruosas) logra por primera vez que estemos ante una película que tenga sentido como historia inspirada en su universo, que de forma autónoma se merezca –atención- un respeto y que haya un verdadero motivo para acudir al cine.
Por ello, y por más que nos sorprenda –en serio–, hay que concluir que de la misma forma que es injusto lograr repercusión tirando de una licencia y del éxito de su nombre en otro soporte, sería injusto mandarla a las galeras por el sólo hecho de valerse de esa técnica comercial o por sus tristes precedentes, y que sus casi 100 minutos se pasan con enorme agilidad dando varios momentos en los que los fans de los zombies y los veteranos seguidores de RE podrán sentirse perfectamente cómodos. Vivir para ver.