La escasa duración final, apenas 75 minutos, siempre es motivo de alegría para el sufrido espectador ante subproductos como éste.
Jason Friedberg y Aaron Seltzer vuelven a la carga, dos años después de su último despropósito hecho celuloide. Tras encadenar en un breve espacio de tiempo cuatro títulos del calibre de Date movie, Epic movie, Disaster movie y Casi 300, la pareja de directores regresa para regalarnos una nueva muestra de su nula capacidad para realizar parodias dignas, esta vez cargando las tintas sobre la saga literaria y fílmica de Crepúsculo.
Siguiendo a las cintas en las que se basa de forma bastante fiel –e incluso copiándolas plano a plano si es necesario–, asistimos a una mofa a costa de la relación entre Bella y Edward donde poca cosa se puede salvar. Si el punto de partida ya constituye una de las historias de amor más sosas de los tiempos recientes, poco provecho se le puede sacar además si los responsables de Híncame el diente no hacen el mínimo esfuerzo por dotarla de una cierta gracia (y eso que el material original da para hacer muchos chistes).
Salvemos de la quema la interpretación de Jenn Proske, que sabe recrear con habilidad los tics de la protagonista de la saga. Tampoco es desdeñable la escasa duración final, apenas 75 minutos, que siempre es motivo de alegría para el sufrido espectador ante subproductos como éste.
Por lo demás, estamos principalmente ante una película muy aburrida. Hay pocos chistes, y entre ellos se pueden contar con una mano los que animan a esbozar apenas media sonrisa. Se echa mano constantemente del humor de sal gorda –golpes, caídas, patadas en la entrepierna, violencia contra minusválidos, referencias escatológicas–, siendo por otra parte tremendamente previsibles muchos de los supuestos golpes humorísticos, que denotan su poca elaboración.
Además, abundan los guiños o referencias a series televisivas (Gossip girl, True blood, Buffy cazavampiros), programas televisivos (Supervivientes, Operación Triunfo) y estrellas mediáticas (Hannah Montana, Jonas Brothers), pero destacando la poca chispa con la que se encaran todas ellas, digna de un brainstorming de chistes en cualquier clase de Primaria.
Puede que las hordas de adolescentes que acudan a los cines la encuentren tronchante –no en vano está claramente dirigida a ellos–, pero es obvio que estamos ante un film tedioso y malo de solemnidad, una comedia paródica sin gracia ninguna.