Se agradece el intento por insuflar vida a un género que últimamente está mostrando tantas muestras de desgaste.
Alex es un profesional dedicado a la ruptura de parejas. Formando equipo con su hermana y su cuñado, recorre el planeta para acabar, previo cobro de importantes sumas de dinero, con relaciones que alguien está interesado en ver finiquitadas. Usando la seducción como principal herramienta, nuestro protagonista y sus aliados tienen hasta la fecha una tasa de éxito del 100%. Sin embargo, un nuevo caso hará tambalear sus normas autoimpuestas, y amenazará con echar por tierra su infalibilidad.
Los seductores es una comedia francesa cuya mejor baza es la originalidad de su planteamiento. En ese sentido, toda la parte inicial –donde se ve al equipo protagonista desplegar todas sus habilidades en diferentes casos– resulta muy dinámica, y tanto la novedad de la premisa como el buen ritmo narrativo logra introducirnos de modo más que eficaz en la película.
La parte intermedia del film nos sumerge de lleno en el difícil caso del que deben encargarse estos rompeparejas: acabar con una relación sin aparentes fisuras, y que en un plazo muy breve acabará en el altar. Aquí es donde presenciamos la amplia variedad de recursos a utilizar para lograr su objetivo, y también se convierte en el tramo donde los secundarios tienen mayor relevancia, con unos cuantos golpes cómicos –literales en algún momento– bastante logrados.
Completada la primera hora de metraje, sin embargo, la película se decanta de forma descarada por el romanticismo más tópico, perdiéndose por el camino el ritmo y la chispa que hasta entonces sí se habían conseguido. La química entre el carismático Romain Duris y la fría Vanessa Paradis no acaba de concretarse, y los espectadores acaban saturados de demasiadas escenas melancólicas con los personajes mirando al infinito mientras suena una tonadilla acaramelada de fondo.
Es una lástima que un título así, que en principio intenta beber de los clásicos de la comedia romántica de Hollywood sin entregarse a sus tópicos más sangrantes, acabe echando mano de su manual más acaramelado y se convierta en algo tan previsible y blando. Se echa en falta la mala baba que durante su primera mitad se dejaba entrever, y el romanticismo acaba por devorar completamente a la comicidad.
De todos modos, se agradece el intento por insuflar vida a un género que últimamente está mostrando tantas muestras de desgaste, ya que al menos la cinta es visionable con agrado durante buena parte de su duración. A partir de ahí probablemente decepcionará a quien esperara algo más de dicho planteamiento de partida, aunque los seguidores del género tal vez la encuentren entretenida, pese a su previsibilidad.