A sus 12 años la historia de Regan dio la vuelta al mundo. Se convirtió en una nueva fuente de pesadillas, la usurpación de su cuerpo por las garras del diablo hizo de la película estrenada en 1973 una referencia en el cine de terror cuyas consecuencias han durado hasta hace bien poco. Un reestreno bajo la excusa de la edición del director recuperaba la posesión y exorcismo de la niña a manos del padre Lankester Merrin, sirviendo además como recordatorio antes de volver a explorar sus inicios.
Un cuarto de siglo antes de lo relatado en aquella historia se sitúa el argumento de El Comienzo. Resultará más o menos cuestionable para algunos defensores del original que ésta nueva entrega tenga como uno de los objetivos responder a las preguntas que quedaban abiertas en su momento, no en vano como interrogantes podían ser una parte importante de su misterio. Al beber de una materia religiosa que forma parte de la cultura occidental -dogmas mediante- se hacía innecesario hurgar en sus entresijos y buscar demasiadas explicaciones: lo horrible era lo que le había sucedido a una inocente niña, tomada por la crueldad en su máximo expresión en una familia cualquiera.
Pero la idea es que tras El Comienzo el Exorcista sea pues la continuación natural. Que haya una coherencia cuyo hilo conductor sea la figura de un padre en distintos momentos de su vida religiosa.
El rostro del mal, argumento
El inicio del exorcista se ubica en un lugar histórico como la segunda guerra mundial. Esta sirve como preámbulo al darle al padre Lankester Merrin un motivo para dudar de su fe. El salvajismo que ha presenciado, las atrocidades cometidas y que han invadido su propia parroquia y dejado maltrecha su fe, le sirven de pretexto para huir de su Holanda natal a reencontrar el equilibrio de su vida.
En un momento del viaje, en El Cairo, un vendedor de antigüedades le propone formar parte de una expedición a una iglesia bizantina encontrada bajo tierra en perfecto estado. Como si hubiera sido escondida nada más terminarse su construcción, en un siglo V en que el cristianismo todavía no había llegado a la región.
Merrin, como arqueólogo educado en Oxford podría ayudar a encontrar una antigua reliquia. Él, que en los últimos tiempos cree haber visto al mal cara a cara, encontrara algo que le hará cambiar de opinión escondido entre sus paredes.