Gus Van Sant, realizador de títulos cumbre para la cinefilia más exigente como Gerry, Elephant (Palma de Oro en Cannes, como refleja la imagen) y Last Days, debutará como director televisivo con el episodio piloto de Boss, serie de corte dramático y político que protagonizará Kelsey Grammer, habitual del medio (Cheers, Frasier).
Van Sant siempre ha alternado cintas de contenidos eminentemente visuales (como las citadas), con otras llenas de inquietudes sociales (como Mi nombre es Harvey Milk) o las simplemente comerciales (como su remake de Psicosis o la aún por estrenar Restless). La pequeña pantalla era una deuda pendiente que liquida con Boss.
El fichaje de Van Sant por parte del canal de pago Starz se añade a los desembarcos de otros cineastas como Martin Scorsese (Boardwalk Empire) y Frank Darabont (Los muertos vivientes) en la televisión, cada vez con más prestigio —al menos en Estados Unidos— frente a las crecientes infantilización y asfixias de la gran pantalla.