Como Víctima del Celuloide, comentarista, crítico, cinéfilo o cómo se le quiera llamar a estar envenenado por el cine sin dedicarse profesionalmente a hacerlo, me veo obligado a conocer las herramientas, técnicas, plazos y vicisitudes por las que se pasa para llevar a cabo una película.
No concibo como alguien puede hablar con mediano aplomo sobre cine sin saber o al menos mostrar un mínimo de conocimiento por los métodos de producción de las películas, desde las técnicas de los guionistas para conseguir una historia con interés, hasta los sofisticados medios de postproducción donde se consigue, cada vez más, un acabado final de la cinta que satisfaga al público.
De ahí que me resulte asombroso comprobar como un gran número de aficionados, incluso siendo espectadores impenitentes, ignoren casi por completo el proceso de producción del cine.
Sí, todo el mundo sabe que hay un rodaje donde durante unas semanas se graban las imágenes que se van a ver en la pantalla, pero casi todos ignoran cómo puede influir en el resultado final el hecho de que, por ejemplo, la financiación para realizar una película venga de una entidad bancaria, de una subvención estatal o de un patronato de turismo de una comunidad autónoma. O como ha influido la participación de determinado director de fotografía o aquel diseñador de producción en el acabado final de la cinta.
Y me asombro porque hoy día es muy sencillo conocer estos recovecos de la producción gracias a Internet. Además de que cada DVD o Blu-Ray suele contener en muchas ocasiones exhaustivo material acerca de la creación de la película editada, en Internet se puede conocer de primera mano los detalles de cada uno de los oficios que conforman el cine, gracias a que sus creadores, como cualquier otro hijo de vecino, han tenido a bien contar sus experiencias, ilusiones, frustraciones y éxitos en la red.
No sólo hay medios especializados como revistas de cine o blogs que en muchas ocasiones alojan un espacio donde se pueden conocer el día a día de un rodaje cinematográfico, como los recientes videoblogs que ha puesto en marcha El Mundo o el dedicado a la película Balada Triste de Trompeta de Álex de la Iglesia.
Además, algunos profesionales de renombre mantienen blogs o páginas webs donde hablan día a día de su trabajo, como el excelente blog del guionista John August
escritor habitual para Tim Burton, o el magnífico blog de guionistas españoles Bloguionistas, donde un nutrido y destacado grupo de escritores españoles de cine y televisión desgrana a diario su oficio, sus trucos, sus técnicas, sus miedos y sus problemas para sobrevivir en este trabajo en España.
O el siempre interesante de Nacho Vigalondo donde se puede encontrar incluso el germen de sus proyectos. O la web de Next Limit, donde puedes conocer de primera mano las últimas maravillas que se están haciendo para conseguir mejores y más sorprendentes efectos visuales en las películas. O la cuenta de Twitter de Milla Jovovich, donde no tiene inconveniente en desgranar auténticas novedades sobre sus proyectos e incluso las pruebas de vestuario que realiza para sus films en fotos hechas con su propio móvil.
Ya no hay excusas para entender el cine desde un punto de vista subjetivo y absolutamente arbitrario. Ya no sirve decir "No me ha gustado la película porque es lenta.", sino razonar que "en las secuencias centrales, antes de abordar el giro final se produce una repetición de los temas en el guión que impide que la acción avance.". Y no me estoy pasando de pedante. Con respecto al fútbol he oído comentarios mucho más elaborados acerca del doble pivote y a nadie parece sorprenderle.