Quizá el exceso de respeto hacia la estética y personajes originales ha lacrado esta segunda parte.
La película Tron (Steven Lisberger, 1982) marcó un hito en el modo de entender la ciencia-ficción en el cine. Por primera vez se recreaba el mundo digital desde dentro, donde programas, torrentes de información y videojuegos eran los equivalentes a las personas, ciudades y luchas por el poder que se vivían en el mundo real. Esta representación primigenia de lo digital arrebató a muchos espectadores que, por motivos profesionales o no, empezaban a pasar más horas delante de sus ordenadores que haciendo vida social.
La llegada del 3D representaba una oportunidad de oro para revivir nuevamente aquel mundo digital y fosforescente de Tron que, visto veinte años después, resulta dulcemente ingenuo pero atrevidamente ingenioso. Con una producción liderada por el propio Lisberger y contando nuevamente con el patrocinio económico de Disney, sus creadores se plantearon la recreación del mundo de Tron en una nueva aventura.
Tron Legacy arranca en el momento en que Kevin Flynn (Jeff Bridges) decide introducirse de modo permanente en el mundo digital para liderar algo que ha descubierto y que puede cambiar el mundo. El secreto de su hallazgo sólo es sospechado por su compañero Alan Bradley (Bruce Boxleitner), ahora consejero de ENCOM, y por su hijo Sam (Garrett Hedlund), a quién la noche antes de desaparecer intriga con una historia con tantos cabos sueltos que marcarán su existencia.
A raíz de una señal en el busca de Alan, Sam regresa a Flynn`s, el local de videojuegos que regentaba su padre y que le servía de oficina más allá de ENCOM. Allí descubre el laboratorio oculto de su padre, logrando entrar en el mundo digital por un accidente inducido.
Si en la cinta original el mundo digital se presentaba como un territorio donde el procesador central ejercía un poder equivalente al de una dictadura fascista con la que controlar a todas las personas-programas, en Tron Legacy asistimos a una lucha de poderes en la que se enfrentan el mundo mecanizado e industrial liderado por un tiránico CLU (Jeff Bridges rejuvenecido digitalmente) y otra de tintes ecologistas que aboga por la libertad y la proliferación natural de una nueva raza híbrida entre lo digital y lo humano llamada a ser el origen de un nuevo mundo. Este segundo movimiento está liderado por Kevin Flynn (Jeff Bridges al natural), convertido en una especie de mesías atrapado en el mundo digital al verse traicionado por CLU en su encargo de perfeccionar al máximo el sistema digital en el que se encontraban.
El desarrollo de la historia muestra la lucha entre las dos concepciones del mundo donde Sam Flynn, a instancias de su padre reencontrado, ejercerá el papel de liberador. El gran problema es que todo el avance en efectos que se ha realizado en los últimos veinte años no parece haberse trasladado al aspecto visual de Tron Legacy, que sigue pecando de gran ingenuidad en la interpretación del mundo digital. Asimismo, los cánones narrativos actuales que requieren una estructura de secuencias más dinámica y alambicada, también quedan olvidados a cambio de una historia lineal, aburrida y naif, que alarga innecesariamente más allá de dos horas y media una trama bastante sencilla de antagonistas.
Quizá el haber encargado la dirección al desconocido y casi debutante John Kosinski no ha ayudado a que Tron Legacy consiguiese en la actualidad lo que su original logró, ser una referencia para toda una generación de usuarios de ordenadores y videojuegos. Quizá el exceso de respeto hacia la estética y personajes originales ha lacrado esta segunda parte, dejándola en un simple divertimiento para adolescentes y niños no muy exigentes que no conozcan la obra original.
Es una lástima contemplar al gran Jeff Bridges deambulando por los decorados virtuales recreados mediante croma recitando unos pobres diálogos que aniquilan su poder interpretativo. Asistir a la proyección de esta puesta al día digital de una película pionera en este tipo de cine ha sido como salir de jugar al Halo 3 para echar una partida de Comecocos.