Hará rabiar de desesperación a aquellos espectadores que por un casual esperaran algo más de una trama tan convencional.
El género musical sigue dando señales de supervivencia cada cierto tiempo, y en esta ocasión tenemos que ocuparnos de un estreno claramente concebido para el lucimiento de Christina Aguilera, quien además de componer gran parte de las canciones ejerce de productora ejecutiva.
Burlesque nos cuenta la historia de una chica de provincias que viaja a Los Ángeles para intentar hacer realidad su sueño de ser una estrella. En su camino a la fama empezará trabajando en un club de variedades donde pronto tendrá la oportunidad de demostrar sus dotes para el canto, llegando a convertirse en una figura destacada dentro del local.
Prácticamente no hay nada de original en la propuesta. Para empezar, el esquema argumental nos recuerda inmediatamente a los de El bar Coyote (David McNally) o Showgirls (Paul Verhoeven). La ambientación en general pretende homenajear más o menos directamente a Cabaret (Bob Fosse), y tampoco logra eludir reminiscencias a títulos como Chicago (Rob Marshall). Además, la historia en sí tampoco intenta alejarse de los caminos más simples y trillados, provocando una sensación de déjà vu que pocos enteros anota a su favor.
Cada pocos minutos nos asalta además con una sucesión de escenas convertidas en videoclips, que acaban por erigirse en lo más destacable de una producción que renuncia desde el principio a ofrecernos una trama bien hilada o sustanciosa, y que tampoco cuenta con interpretaciones destacadas –exceptuando el interesante personaje al que da vida ese gran secundario que es Stanley Tucci–: la recuperada Cher no puede resultar más inexpresiva, y Christina Aguilera canta bien, pero sus registros como actriz dejan bastante que desear.
Así pues, estamos ante un musical que a buen seguro contentará a los admiradores de las dos divas que comparten el cartel, pero que incluso hará rabiar de desesperación a lo largo de sus dos horas de duración a aquellos espectadores que por un casual esperan algo más de una trama tan convencional como la que nos brinda el equipo dirigido por el debutante Steve Antin. Cierto es que Burlesque ofrece exactamente lo que promete –impacto visual y musical para enmascarar un argumento insulso, acartonado y previsible–, pero se podía haber intentado imprimir algo más de emoción o garra a este cuento de hadas que, eso sí, ha logrado tres nominaciones a los Globos de Oro: dos en el apartado de mejor canción, y otra como mejor película musical o de comedia.