El 4 de abril de 1968 era asesinado en Memphis Martin Luther King Jr., pastor evangélico de color que luchó con todas sus fuerzas para que se reconociese a los afroamericanos estadounidenses los mismos derechos civiles que a los blancos, amén de intervenir en numerosas actividades contra la exclusión social y la guerra de Vietnam.
King es un icono mundial, y en su país natal se celebra incluso un día festivo en su nombre el tercer lunes de cada mes de enero, ya que nació en Atlanta el 15 de enero de 1929. Sin embargo, este halo de santidad ha evitado que se hiciese hincapié en ciertos aspectos escabrosos de su biografía: sus infidelidades, las acusaciones de plagio académico que llegaron a pesar sobre él, o el deterioro físico y anímico que caracterizó sus años postreros de vida (su autopsia reveló que su corazón parecía el de un hombre veinte años mayor debido al estrés).
Son estas últimas facetas las que pretende resaltar el director británico Paul Greengrass en una película sobre King que no solo realizará sino que también ha escrito, y que ya ha llamado la atención del productor Scott Rudin y de Focus Features, por lo que es de esperar que su financiación se concrete pronto.
Greengrass está libre desde que renunciase a dirigir la cuarta entrega de la saga Bourne debido a desacuerdos creativos con Universal Pictures, agravados por el fracaso en taquilla de su última colaboración conjunta, Green Zone: Distrito Protegido. Su nombre también salió a colación a propósito de una nueva versión de Viaje alucinante (1966) que apadrina James Cameron, así como de una adaptación de La isla del tesoro que producirá Lionel Wigram (Sherlock Holmes); pero, al parecer, tampoco ha aceptado finalmente comprometerse con ninguno de tales proyectos.