Su argumento relata la apacible vida de ocho monjes cistercienses en el Magreb que conviven en plena armonía con los miembros de una pequeña localidad musulmana.
Ganadora del Gran Premio del Jurado en el último Festival de Cannes y seleccionada por Francia para competir en la próxima edición de los Premios de la Academia, De dioses y hombres es la nueva incursión como director de Xavier Beauvois, quien ha apostado por la adaptación libre de unos hechos que tuvieron lugar durante la década de los años noventa. Lo decimos ya. Seguramente, esta sea su obra más perfecta.
Su argumento relata la apacible vida de ocho monjes cistercienses en el Magreb que conviven en plena armonía con los miembros de una pequeña localidad musulmana. Su seguridad se verá amenazada con el homicidio de unos trabajadores croatas que se encuentran en la misma zona por parte de un grupo fundamentalista islámico. Deberán decidir si marcharse del lugar, o, por el contrario, permanecer allí ofreciendo su apoyo a la comunidad aún a riesgo de perder sus vidas.
Construida como una bellísima colección de fotografías en movimiento, concilia la quietud de la vida monástica con el transcurso de las labores cotidianas, la importancia de los cánticos religiosos y el terror hacia lo desconocido. Se trata de un estilo poco frecuente que se detiene en la observación minuciosa de los personajes y sus vidas interiores.
Beauvois se apoya sobre una realización casi ascética y un puñado de interpretaciones soberbias; De dioses y hombres adquiere una fuerza casi mística que la convierte en una obra inmensa. Es cine útil que radiografía una realidad contemporánea pero no lo hace de un modo demagógico ni proselitista sino con admirable contención ideológica. Es en su evasión del partidismo donde radica parte de su valentía.
No se trata de un filme que abogue por la fe cristiana. Tampoco condena las reivindicaciones terroristas. Su cometido apuesta por una profunda Humanidad (en mayúscula y en todos los sentidos), entendida como el valor de la unidad o como la tolerancia de iguales dentro de una peripecia de enormes proporciones. Desconocemos las predicciones para la preciada estatuilla dorada pero claro queda que De dioses y hombres es la primera obra cumbre, y esperemos que no la última, de este año cinematográfico.