Es infrecuente en nuestra cartelera encontrarnos con estrenos italianos si no van precedidos de un fulgurante éxito en su país. Llegan con cuentagotas sino respondes al nombre de Robeto Benigni o Sergio Castellito, dos de sus estrellas mediáticas más exportables.
No obstante, el director turco-italiano Ferzan Ozpetek ha sabido salir airoso en nuestro país, obteniendo con ello no poca relevancia a raíz de sus anteriores films Hamman.El baño turco, El último Harén o la más reciente El hada ignorante. Todas esas producciones tienen algo el común y es que cada una de ellas se muestra el tema de la homosexualidad como telón de fondo.
A pesar ello, y como se anunciaba al inicio, la llegada de La Ventana de enfrente viene precedida de un gran éxito en Italia que ha culminado su meteórica carrera con cinco premios David de Donatello de la Academia italiana, incluyendo la mejor película, actriz, actor, música y premio David Scuola.
Siguiendo con rasgos comunes al cine de Ozpetek, se mueve por terrenos en los que el amor juega un papel fundamental. Es justo este sentimiento el que provoca la transformación en todos los personajes que crea. Tras un viaje por Estambul, Alessandro Gassman cambia su vida en Hamman. Lo mismo le sucede a la protagonista de El hada ignorante cuando se entera del terrible secreto que ocultaba su difunto marido. El personaje aquí interpretado por la bellísima Giovanna Mezzogiorno (El último beso) también es el de una mujer casada, pero su matrimonio no es un lecho de rosas. Su vida dará un giro de 180 grados tras cruzarse en la calle con un viejo amnésico que le proporcionará las claves para sobrellevar una existencia más fructífera. Mientras tanto, conocerá a un vecino que le ayudará a encontrar el hogar del anciano y con el que compartirá intensos momentos.
La trama refleja varias vertientes temáticas -la búsqueda del pasado del anciano, sus secretos, la complicada situación amorosa por la que atraviesa nuestra protagonista- que desembocan en un único hilo conductor: la importancia que se le da a las elecciones que se toman en la vida unidas a las consecuencias que acarrean más tarde.
El resultado termina por convencer al espectador en su justa medida, dado que la falta de complejidad y pretensión hacen por convertir al film en un mero entretenimiento en forma de drama romántico que poco aporta al género. Aún así, la cinta se sigue con interés aunque el efecto que produce no sea redondo. Puestos a destacar lo mejor de la producción, la interpretación de Massimo Girotti que no pudo verla terminada ya que falleció poco después de rodarla.