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El fantasma de la Opera - critica de cine
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El fantasma de la Opera

Fantasmas y cantores

Un artículo de MG || 16 / 12 / 2004

El género musical tiene múltiples detractores y, a la vista de su supervivencia se le suponen defensores acérrimos. Dentro del sentido del drama o la credibilidad, el impacto que puede tener protagonistas expresando sus aflicciones o alegrías en forma de cánticos, a muchos les provoca una empatía nula y, en mayor medida, un profundo rechazo.
Visto desde esa perspectiva, El fantasma de la ópera tiene poco ganado. Poco importará que la adaptación del libro de Gaston Leroux por Lloyd Webber sea la segunda representación más longeva de Broadway (después de Cats, del mismo Webber), que haya sido vista por un público estimado en 80 millones de personas en todo el mundo y que eso la haya convertido en la producción de mayor éxito comercial con una recaudación por encima de los más de 3200 millones de dólares. Quien reniegue del género, la despreciará igual, más de dos horas entre cantos se le harán difíciles de aguantar y podrá seguir pensando que cada cosa en su sitio puede tener un sentido, y que así el musical debería quedarse fuera de la gran pantalla, en el espectáculo en vivo que le es propio, entre las paredes del teatro del que nunca debió salir.
Con todo esto, la adaptación de Joel Schumacher compenetrada con el propio Lloyd Webber tiene un argumento de defensa incluso para los detractores. La máxima de que el regusto final es el que deja el sabor, está utilizada con la suficiente pericia como para convertir el sopor de los reacios a las canciones en un poso agradable. Da igual si los dos primeros platos te han sabido a nada, un buen postre puede darte un buen recuerdo de la comida.
En ese sentido, que un par de representaciones en el último tramo impresionen hasta los que tienen la cabeza gacha en la butaca, y que la personalidad sin perfilar de sus protagonistas, con un fantasma irrelevante que no provoca ni temor ni compasión muestre finalmente su humano tormento, deja ver con claridad los amores cruzados de la corista, su admirador desfigurado y el apuesto vizconde Raoul (Patrick Wilson) en un triángulo imposible. Ahí, una despedida emotiva desde el flashback que iba contándonos la historia, permite un cierre para recordarla de una forma muy distinta a la que se iba teniendo durante su proyección.
Joel Schumacher, que en su paseo por la comercialidad de los 80 y los 90 había mostrado su afición por los planos videoclip y que de hecho podría ser uno de los más justos representantes de tal afirmación, se siente cómodo en su incursión musical. Propuesto curiosamente para hacer esta cinta desde 1988 por Webber (dos años después del estreno del musical) quien creía que era el candidato ideal tras visionar Jóvenes ocultos (¿?), inmerso en varios proyectos no fue hasta el 2002 cuando vió clara su ocasión. Acababa de hacer una serie de películas fuera de la típica superproducción a la que estaba asociado (culminando en Última llamada, que rodó en apenas doce días) y era la situación perfecta para ponerse con él a adaptar los textos y buscar el punto de encuentro para la gran pantalla. Con su devoción por los zooms, subidas y bajadas, recorridos por la escena teatral, artificiosas transiciones y una fotografía y decorados que en ocasiones recuerda a una contención de Moulin Rouge, su sello queda puesto. Ahora el juicio depende de otro mayor, el del propio género. Por el camino ya lleva su primera nominación a los globos de oro.

El fantasma de la Opera

FICHA TÉCNICA DE EL FANTASMA DE LA OPERA

Título original: The Phantom of the Opera

Fecha de estreno: 17-11-2004

Web oficial: www.aurum.es |

Año: 2004 Duración: 122 min

Director: Joel Schumacher

Guión: Lloyd Webber, Joel Schumacher
Intérpretes: Gerald Butler, Emmy Rossum. Minnie Driver, Miranda Richardson, Simon Callow, Patrick Wilson

Lo mejor:  

-El desenlace.
-El envase del relato, desde un flashback años después, en un blanco y negro anticuado.
-Un par de números musicales, excepcionales incluso para los aburridos.

Lo peor:

-Los detractores del musical, pasarán hora y media de las dos que dura, somnolientos.
-El fantasma "se le escapa vivo" a Schumacher: no logra crear respeto.

Puntuación:

6,5

El fenómeno de Broadway, inserto en la gran pantalla con fidelidad por Joel Schumacher. Toda nota depende de la afición o aversión al musical.



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