Hay franquicias que funcionan a todo gas, a un ritmo prácticamente anual, como la de Harry Potter. Otras, como la basada en la saga literaria de C.S. Lewis Las Crónicas de Narnia, constituyen una agonía para sus fans.
Su primera entrega, El león, la bruja y el armario (2005) fue un éxito indudable, aunque se esperaba algo más económicamente de ella (recaudó en todo el mundo 739 millones de dólares). Se optó en su continuación, El Príncipe Caspian (2008), por privilegiar la acción, pero el resultado en taquilla fue tan discutible (419 millones de dólares) como para que Disney se desentendiese de posibles continuaciones.
La recientemente estrenada La Travesía del Viajero del Alba fue auspiciada por Fox, y solo la drástica reducción en su presupuesto respecto a sus predecesoras ha hecho factible que los 400 millones de dólares obtenidos se hayan considerado suficientes.
Buscando que el próximo título adaptado siga obteniendo cierto respaldo del público, los productores de Las Crónicas de Narnia han optado por convertir en película no La Silla de Plata, como correspondía por orden de lectura, sino El sobrino del mago, penúltimo volumen y precuela del primero, El león, la bruja y el armario, que contiene más acción e incluye dos nuevos niños protagonistas, Digory y Polly, con los que la chiquillería podría volver a idenfiticarse.
En cualquier caso, los productores del film ya han avisado que no podrá hacerse realidad antes de dos años, pues no las tienen todas consigo en cuanto a la historia y el presupuesto.